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Mostrando entradas de 2013

Quiero regalar

Vengo a regalarte algo, dándote una homenaje diferente, y es que muchas letras, muchos pensamientos, que se me antojan, en estos ratos de soledad. Quiero regalar palabras de grandeza, y que sientas momentos de felicidad, y que tu mente reciba con regocijo estas palabras que me salen del corazón. Quiero regalar mis palabras salidas del corazón, y que me digan Toño que bello escribes, y alguien me regale un beso. Y decir que con estas palabras alguien sienta en su corazón darme un beso, y me diga gracias, me ofreciste un poco de felicidad en este día tan frio. Y con estos mensajes, un día así, caminando entre corazones, caminando entre nubles, Me de unas clases de piano Federico García Lorca, Y así me broten mis luceros,

Primera noche con Leonor

Hace un instante deje de nadar, se sentía cansado, agotado, la mar estaba algo brava, y había hecho un esfuerzo muy grande, más teniendo en cuenta que había bebido una miaja de cervezas; siendo así, que toda la cuadrilla, para aliviar esa embriaguez leve, se habían ido a la playa, para hacer también más leve el tránsito de las horas, antes que fuéramos a la discoteca. Hace unos instantes, braceando en el mar, empezó a sentir frías sus piernas, agarrotándose sus músculos, la piel le tiraba y unos fuertes latidos de su corazón; pero no había más remedio que mover mesuradamente su cuerpo, para llegar lo antes posible a la playa, ya no sentía ni sus brazos ni sus piernas, pero en medio de su sopor, y dejando de lado a sus amigos, decidió regresar antes que ellos, se sentía mal. Y nada más llegar a la playa, se sentó en el paño de playa, se puso a duras penas su bañador, inspiro fuertemente, echando un trago de unas litronas de cerveza, que aún quedaban, una sensación de alivio, se apoder

Paseando por la ciudad

Me da angustia cuando cruzo paso de cebras, y escucho  el frenazo de un  coche; y tampoco no soporto tampoco el olor de la gasolina. Me angustia cuando me miran, como si fuera extraño, al andar por las aceras de la calle, y tener que zigzaguear continuamente. Me siento disgustado, cuando tomo un camino distinto, y siento que he dado pasos perdidos en mi vida. Me disgusta utilizar frases hechas, y las utilizo; me disgusta cuando abro la puerta, y no escucho un simple gracias. Siento fatiga cuando escucho voy a conquistar el mundo, y es que me molesta su necedad Siento profunda tristeza, cuando veo vender clínex en los pasos de cebra; los que buscan comida en los cubos de la basura; y me apena los que siendo marionetas, se creen libres. Siento abatimiento del que busca el cuerpo perfecto; no entiendo el sonido tan alto de las ambulancias; y el que todo vaya etiquetado. No comprendo las carreras para coger

Ilustre desconocido

Mi dirijo a ti, mi ilustre desconocido, y aun así te siento cerca de mi, y tu sabes, que no te digo las cosas en vano, y es que siendo parte mi, aunque no seas conocido, en este loco mundo, todo puede pasar. Quiero que guardes para ti, estos pequeños momentos, que disfrutes de la compañía, de ese loco que te escribe y no te conoce, sé complaciente conmigo. y te prometo que caminaremos juntos. Así mis recuerdos, y contigo seguiré hablando  guardare los bellos momentos, no caerán en le olvido, y te confesare mis dudas, mis penas, mis alegrías, y es que a ti debo, que no me sienta solo, guardaremos estos tiempos, gozando con deleite estos breves e intensos momentos. y aunque parezca locura, se que me escuchas. años venideros, nuestros dolores, nuestras alegrías, y en mi memori a

Fin de Semana en la Playa

Yo soy testigo de mis tiempos vividos, no soy de aquellos de mi generación que vivieron la vida como un huracán, y ese huracán se los llevo a golpe de caballo, y es así que mis recuerdos vienen y van, van y vienen. En esta del reposo de la vida, en que se parece a un arroyo que discurre lento en una planicie, sin más deseos que secarse, y servir de aprovisionamiento de una fuente situada en cualquier plaza del mundo. Teniendo casi la convicción de que había tenido un inútil viaje, en mis días de abatimiento, pero también, ¡qué diantres!, de que había vivido una de las épocas más hermosas y terribles, con la finalización de la dictadura de Franco, los primeros albores de una democracia, que ha sido más lánguida y tenue que otra cosa, ilusiones iniciales, que luego se transformaron en terribles pesadillas. A los dieciséis años ya termine mis estudios de bachiller, y ya me di cuenta, junto a mis sabios, que apenas sabía nada, y mucho era lo que debía aprender, pero en esa edad ya apr

Ir al sur

Perdidos estan mis ojos, mirando el sur,  queriendo ir al sur,  brisas de arboles, al borde de una playa, que adormecidos andan. Parece que el sur anda cantando, cuando llora sus penas, pero sus latidos  se extinguen  como bandadas de aves en éxodo. Camin del mar andamos con mis deseos, del que va  viviendo lentamente. Pero allí quiero estar confundido, y es que su lluvia es una  flor  a punto de abrir; y sus noches no son noches,  sus estrellas iluminan como el sol

Me duele mi tierrra

Esta tierra mía. que tanto me duele. hartas están las manos que cada día levantan, hartos están los dorsos que desean tener durezas; me duele tanta petulancia, me duelen sus palabras huecas, me duelen sus falsas compasiones. Cruel destino de que tanto mezquino se vanaglorie de su mezquindad, de tanto decirnos que esto ira mejor, se creerán sus propias mentiras. No sé si estamos ebrios, o estamos ciegos, o simplemente tenemos miedo, tengo mi sentimientos agotados. Tanto me dueles, que ya ni te reconozco, quizás borracho te entendería. Que misterio insondable cubre nuestros corazones, que insensibles  volvimos, somos avestruces en una vida, que detestamos vivir, andan encendidas las luces rojas de nuestra acumulador de resistencias. Cuanto me dueles, y cuanto me duelen mis dedos escribiendo este amargo dolor

Un Encuentro en el bosque

Mañana fría de un día de noviembre, una desazonada María se encontraba mal, estaba contrariada, una sensación de opresión en su pecho, junto a ese silencio matinal de las primeras horas del día, en que todo empezaba a caminar lentamente en el pueblo; esa vida que un día fue tranquila, hermosa, se había tornado en una pesadilla continua. Y si esa inquietud de su vida, después que terminara la guerra, se añadió que su hijo había salido en compañía de sus amigos, como hacían todos los domingos, en que hacían sus caminatas en los montes aledaños al pueblo. Le preocupaba esos caminos difíciles, angostos, y con escarpadas laderas, y demás peligros del monte, y es que ya pasaba más de una hora, desde que el resto del cuadrilla habría regresado al pueblo. No le llegaban a sus oídos ni lo susurros de las hojas de los árboles, ni el discurrir del cauce del río, que pasaba junto a su casa, solo la turbaba el reclamo de la picaza. Y es que el muchacho, como siempre en compañía de sus amigos de e