Tribulaciones de un jurado
Pasaron los años en que en España se cometió un múltiple asesinato, que atrajo vigorosamente a mucha gente, y como no, portadas de periódicos y programas de televisión de toda condición. Esta condición hace que este asesino adquiriera una gran celebridad, siendo objeto incluso de sesudas entrevistas de periodistas de postín, que hicieron que la gente le odiase o le amase, sin ambages, con entrega absoluta. Pero me hubiese gustado haber sepultado este recuerdo bochornoso, pero ojalá su cuerpo perezca por siempre en el cementero de la Almudena, pero descarto por completo describir semejante hombre. Como siempre los sesudos cronistas de esta sociedad en día, nadie supuso que tal persona fuera el objeto del procesamiento por ese crimen, creándose en aquellos días gran polvareda en los periódicos, dada la significación del procesado, y debido a la gran habilidad de sus abogados, se creó la imagen de un hombre víctima de una conspiración (Oh país que sería de ti sin imaginar las conspir