Por las entretelas de la vida (poema de una mañana de verano)
Cuantas vueltas de una gloria fenecida, que a punto estuve de conquistar, una velocidad indescifrable, alegre doblando la esquina, huyendo de esa calle de la reyerta permanente, hijo de un republicano, que en silencio vivió su tortura diaria, expulsado que fui de toda vida placentera, aquí ando, donde estuve siempre, golpeado, duramente golpeado, pero erguido ando, siempre apoyado en esta soledad afligida, apedreado estoy, pero siempre acompañado. Siempre es la esperanza el quicio de una puerta entreabierta, de esta desarraigada vivienda, aun no se como aguantan sus cimientos, ante los huracanes que viviendo ando, en este desquiciante juego del quicio-resquicio, entro y salgo, salgo y entro, pasando del quizás ( me escuchan) al todavía ( me ignoran), de cuando me pasan la mano por el hombre ( me animan), cuando yo quiero callarme, al sentirme dañado, no sé que intrincado misterio, es este de sentirme lastimad. No me importa ya la velocidad de este