Un Lugar al Sol

Primer sábado agosteño, y me despierto con la placidez de escuchar un especial sobre Nina Simone, que me ha hecho alargar mi estancia en la cama, despertar así, para mí, hoy, ha sido todo un lujo, después de otra semana  agotadora en el trabajo, y donde sigo aquejado de mi perpetuo estado de resfriado, narices tapadas y toses sucesivas, donde voy echando por mi boca, sucesivos gargajos, los calores de mi centro, mezclado con el polvo de la paquetería, pero ya ando en el tránsito de la cura total, se conoce que el cuerpo va generando sus anticuerpos, y mientras caliento mi comida en un microondas, me hago una ducha reparadora, hay que tener el debido cuajo, para iniciar la lectura de nuestro quiosco, donde prima de nuevo, no tanto la investidura, que de ella se sigue  diciendo algo, como la especial querencia de juzgar la labor opositora, son las cosas, sobre todo, del quiosco madrileño, extraño escrutador del mundo, que nos rodea, y donde especialmente me enerva una cosa, en estos día