Al calor del primero de mayo: Dos poemas con compromiso
Plegaria a un dios desconocido Quiero que bajes, mi dios desconocido, olvidados quedaron los rezos de la niñez, plegarias de mi madre, anda reposando ahora, dejo de limpiar, de hacer las comidas, de jugar a las cartas, de ir a su iglesia. ya no me despierta cada mañana, Por eso te digo, dios desconocido, que bajes de tus cielos, escucha mi grito, ando en esta esquina, no tengo trabajo, no tengo cama en la que dormir. Ando en una esquina, preguntándome razón de mi existencia, me bebo todos los mares que a mi llegan, a iglesias voy, por un mendrugo de pan, por unos zapatos, Trabajo, trabajo no hay. Baja, contémplame, mira mi descompuesto cuerpo, mira mis harapientos trajes, mi sombrero roto, casa no tengo, hijos no tengo, esposa tampoco. Dime como quitarme esta angustia mía, esta rabia mía, no creo en nadie, esperanza no tengo, mi carne se rompe a trozos, no sé ni como mastico, tengo los dientes podridos. Tengo calor en verano, frio en invie