Trabajo y ciudadanía: respuestas a los nuevos revolucionarios
No me parece porque el “movimiento obrero”, el mítico sujeto revolucionario de antaño, está hoy partido en fragmentos nacionales, regionales, sectoriales; segmentado entre trabajadores fijos y precarios, hombres y mujeres, nativos e inmigrantes, empleados y parados, parados con y sin cobertura de desempleo, etc. etc., sin que las instituciones encargadas de “empoderar” a la clase trabajadora sean capaces de reunir los trozos y recuperarlos para el supuesto objetivo “final”. Lo primero que hoy provoca el nuevo paradigma izquierdista es, otra vez, perplejidad; perplejidad por el hecho de que la reverencial confianza de la vieja izquierda en “el movimiento obrero” y en el “partido” como artífices del cambio social, ha dado paso en la izquierda emergente a la reverencial convicción de que la “ciudadanía”, el “pueblo” tomará el testigo y construirá lo que la “clase” no pudo conseguir. Del “movimiento obrero” conocemos una historia de martirio, huelgas, revoluciones, ocupaciones de fá