Decidme cuál es mi crimen
Decidme cuál es mi crimen, ególatras engreídos, que me acusáis de tantos delitos, quemadme vivo en vuestros ojos catódicos, un día la historia estatuara levantara memoria de gente que anónima fue, disidente de tanto infortunio. Yo ando buscando la verdad, vosotros ególatras imperecederos, sacudiendo vuestra necedad andáis, dogmas, ritos robados que reafirma vuestra falsa ciencia, que mi pensamiento abruma. Yo sigo buscando la verdad en el profundo universo, basado en la justicia, con la razón como bandera, revelando las causas de las causas, cambiando sus templos de sabiduría, por escuelas de pensamientos libres. Asustados estáis con un leve viento suave, os asusta todo aquello que turbe vuestra arcadia feliz, Asumís el poder de desmentirme, pero el miedo, vuestro miedo a la intemperie quedó. Más allá de vuestras conciencias serviles, que me hace gemir, allá al fondo del túnel, una tenue luz va llegando, que va a sacar la vida