Un Encuentro en el bosque
Mañana fría de un día de noviembre, una desazonada María se encontraba mal, estaba contrariada, una sensación de opresión en su pecho, junto a ese silencio matinal de las primeras horas del día, en que todo empezaba a caminar lentamente en el pueblo; esa vida que un día fue tranquila, hermosa, se había tornado en una pesadilla continua. Y si esa inquietud de su vida, después que terminara la guerra, se añadió que su hijo había salido en compañía de sus amigos, como hacían todos los domingos, en que hacían sus caminatas en los montes aledaños al pueblo. Le preocupaba esos caminos difíciles, angostos, y con escarpadas laderas, y demás peligros del monte, y es que ya pasaba más de una hora, desde que el resto del cuadrilla habría regresado al pueblo. No le llegaban a sus oídos ni lo susurros de las hojas de los árboles, ni el discurrir del cauce del río, que pasaba junto a su casa, solo la turbaba el reclamo de la picaza. Y es que el muchacho, como siempre en compañía de sus amigos de e