Reivindicación de Giner de los Ríos: Cien años de su fallecimiento

Lástima de tierra desolada, que hace un siglo muriera uno de los grandes ilustradores españoles, con algo de retraso con respecto a otros países europeos, pero por eso es necesario reivindicarlo en estos momentos de incertidumbres y desolaciones para la escuela, y para esa legión de maestros que habitan en nuestra tierra, y que quieren de la escuela, de la instrucción pública una herramienta para la emancipación del ser humano.

Por eso este que les escribe quiere hacer una distinción clara entre educación e instrucción pública o enseñanza de conocimientos, por eso no quiero me veo en la necesidad de acudir a nuestro idioma, a lo que debería ser la diferencia clara entre educación y enseñanza, y que mejor que acudir a sus definiciones lingüísticas.

Educación (Del lat. educatĭo, -ōnis).

· f. Acción y efecto de educar.

· f. Crianza, enseñanza y doctrina que se da a los niños y a los jóvenes.

· f. Instrucción por medio de la acción docente.

· f. Cortesía, urbanidad.

Enseñanza.

· f. Acción y efecto de enseñar.

· f. Sistema y método de dar instrucción.

· f. Ejemplo, acción o suceso que sirve de experiencia, enseñando o advirtiendo cómo se debe obrar en casos análogos.

· 4. f. pl. Conjunto de conocimientos, principios, ideas, etc., que se enseñan a alguien.

Como podemos ver una de las derivaciones de la educación es la enseñanza, pero es una rama específica, con sustantividad propia de la educación, en consecuencia podemos decir, que todo lo que es enseñanza es educación, pero no todo lo que es educación es enseñanza o instrucción.

Por eso el objeto de nuestros desvelos fundamentales, es revitalizar las dos cosas, la educación y la enseñanza, complementarias sí, pero teniendo claro que los armazones jurídicos y de las demás herramientas sean diferentes, pero no divergentes.

Por eso es el motivo de este artículo es reivindicar la memoria, en este centenario suyo, de Francisco Giner de los Ríos, el fundador de la Institución Libre de Enseñanza, el más ambicioso e inteligente proyecto de cambiar España a través de una poderosa instrucción o enseñanza laica y racionalista, de un centenario que será nostálgico para unos pocos, arrinconado en la historia, y en medio de este desvarío en el que todos andamos más perdidos que una aguja en un pajar.

Como pasa en todos los ámbitos de la vida, la memoria en España es ingrata para con sus mentes más luminosas, en esta tierra que arrasó a sangre y fuego con cualquier tentativa de renovación de la enseñanza, y por ende la educación en todas las facetas de la vida, y que mejor que este ilustre antepasado para reivindicar a todas aquellas personas que hicieron de la generosidad, de la pluralidad, su más poderosa herramienta, a él le debemos uno de esos grandes momentos de abordar la reforma integral de nuestro sistema de instrucción pública, recordemos que esta batalla ha sido una de nuestra derrotas, a principios de siglo XX se hablaba de Ministros de Instrucción Pública, hoy hablamos de Ministro de Educación.

Hoy no hay discurso regio, debate universitario, de profesores, e incluso los aquelarres televisivos nos dicen que los males del presente, reivindican ni más ni menos que una invocación a la educación como la gran comadre que nos aliviara el futuro, no dicen que la educación es lo esencial, pero con una gran impostura de voz, pero después de tan hipócritas cantos, invocaciones continuas al gran acuerdo, pero se suelen olvidar de dotar de presupuestos al gran proyecto educativo, y por consiguiente de la instrucción pública, y ahí es donde se nos acaba nuestro gran proyecto, se olvidan de lo fundamental, que tiene que haber voluntad política para abordar ese gran proyecto, entre los cuales debería destacar el dotar de medios a nuestra escuela pública, y no quiero dejar de recordar nuestros menguantes presupuestos educativos en lo referente a la instrucción pública, es la gran diferencia entre Finlandia y nosotros, por poner un ejemplo al paso.

Dentro del siglo XX, y sobre todo a partir de la muerte violenta de la II República, solo podemos hablar en serio de dos grandes proyectos de instrucción, y un intento, los dos grandes proyectos de instrucción han sido los de Villar Palasí y el de Maravall, el de Gabilondo en las postrimerías del zapaterismo solo fue eso: un intento, ellos al menos tenían un proyecto de instrucción pública, cosa que ahora echamos de menos.

El resto de ministros de la transición, una quincena larga, no lo podemos calificar de otra manera como unos funcionarios políticos, sin más idea que salir en la foto, firmando una ley que nos decían que iba a transformar nuestra educación, y nombrarlos es como una sacudida de hielo frio en nuestra espalda (Javier Solana, Mariano Rajoy, Alfredo Pérez Rubalcaba, Esperanza Aguirre….).

La última luminaria de esa infecunda nómina es José Ignacio Wert, quien, al paso que va, acabará por hacer saltar los plomos y apagar las pocas luces que nos van quedando de ferviente neoliberalismo, pero la sensación que tenemos de desánimo y podredumbre, hemos pasado de Giner a Wert, hemos pasado de encerrar bajo siete llaves al Cid, a tenerlo como un gran prohombre de la edad medida, es el retorno a la escuela del hambre intelectual, a la ortodoxia del catecismo y la fe neoliberal, donde la oscuridad y la negación de la libertad de pensamiento es el destino de su universo feliz.

Ya solo siento que las continuas soflamas en favor de la educación se quedan en pura retorica, en tanto que ignoran que la instrucción o enseñanza, o para que me entiendan mejor, la adquisición de conocimientos teóricos y practicas; por eso la escuela real se encuentra desvalida, en tanto que estos ilustres gobernantes hacen caso omiso que la escuela se hace en las aulas, en minúsculas y generalmente en prosa, a veces pienso que un poco de poesía irredenta vendría bien, y que trata a través de sus maestros de escapar al ojo ciego de los diseñadores de nuestra escuela, en tanto que se olvidan de algo esencial: que la instrucción pública se basa en maestros que aman su oficio, que pese a todo luchan contra las dificultades que les impone nuestro entramado legal, y que hacen de ello su lema de vida, por eso viene al pelo reivindicar a Giner de los Ríos, y para que lo conozcan todos ustedes, y que a mi place recordarlo aquello de que Minster es inferior a Magister, en definitiva partir de la idea de que nos ha instruido por debajo de nuestras posibilidades, que era una de las premisas por la que Giner hizo su Escuela Libre de Enseñanza.

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