Al calor de las noticias (Día once de noviembre de 2014)

La resaca de la controvertida consulta del 9-N sobre el futuro de Cataluña no está resultando sencilla por el desconcierto que ha generado; así se refleja en las distintas ediciones del quiosco de hoy, en donde ya se nos dice que Rajoy nos anunciara en breve que la fiscalía va a querellarse contra Mas, Ortega, Espadaler y Rigau --por lo menos-- por presuntos delitos de desobediencia y prevaricación.

Lo asegura con todo detalle La Razón, que proclama editorialmente que "Rajoy no hará cesión alguna al separatismo catalán"; en este mismo sentido se pronuncia ABC, que nos dice que esta querella fiscal "responde a la idea de que la aplicación firme de la ley es la premisa absoluta para enmarcar cualquier interlocución con la Generalitat". Hoy El Mundo aplaude también esta decisión de Rajoy de las críticas más ultramontanas del PP, por no haber actuado más contundentemente, y puede resultar que algunos de estas personas pudiera también querellarse contra Rajoy , pero a diferencia de ABC y La Razón, que solo conciben el dialogo para hacer caer el peso de la ley, El Mundo reclama que haya una actuación acompasada de lo judicial y de la política, así nos dice que: "El Gobierno debe tomar la iniciativa y definir de una vez con claridad qué quiere y hasta donde está dispuesto a llegar en la cuestión catalana. La negociación política es necesaria y el PP no puede permitirse el lujo de eludir su responsabilidad como partido de Gobierno".

Aparte de estos periódicos, nadie más osa hacer de la persecución penal el signo de los nuevos tiempos, en este sentido El Periódico señalando el enroque del PP, que sigue apelando como solución a la ley, sin tomar jamás la iniciativa política para reconducir el problema, insta que se siga sondeando la propuesta federal del PSOE para terminar diciendo que "los dos partidos están condenados a entenderse entre sí y con Catalunya si quieren una solución duradera al problema".

Por su parte El Punt Avui soslaya la respuesta judicial del PP en su editorial, que constata que las opciones políticas que se abren tras el 9-N son escasas: "En Madrid no se nos ha perdido nada", se titula; Ara, sin embargo, solo alude a la amenaza de persecución judicial con los siguientes titulares: "Una querella contra Mas, el enésimo error de Rajoy. Tratar a los miembros del Govern como supuestos delincuentes puede acelerar la desconexión catalana" de España.

El País desautoriza editorialmente a quienes solo reclaman mano dura y vituperan al Gobierno de Rajoy por la presunta dejación de sus quehaceres --les afea si "lamentan que no haya habido imágenes de policías sellando urnas o de Mas esposado"-- y emplaza por enésima a vez a Rajoy a negociar: "Tiene que tomar la iniciativa ya, no por sus propios intereses, sino porque es el presidente del Gobierno de España y esto no es un problema suyo, sino una grave amenaza a los intereses de los españoles".

Sosteniendo al final del editorial que "Esta es sin duda la hora de la política. La política democrática empieza en el diálogo, que debe convocar el poder con mayores competencias: en este caso el Gobierno. El diálogo debe desembocar en negociación para acordar las soluciones con el mayor consenso posible. Y los acuerdos implican siempre algún grado de cesión mutua….No hay otra salida que la inauguración de un nuevo tiempo político mediante la reforma de la Constitución".

Pero parece que ya Rajoy puede empezar a pensar que ya pertenece al pasado, Ansón, prohombre de la derecha donde los haya, ha escrito lo siguiente: "Resulta duro decirlo: para la juventud, Rajoy es un viejo que pertenece a los tiempos pasados. El incienso quemado en el botafumeiro que todos los días bambolea Soraya ante el despacho de Rajoy, el hedonismo de las zahúrdas del poder, la molicie de los que disfrutan de la situación, impiden darse cuenta de que el esplendor en el que viven en la Moncloa es ya el esplendor del incendio", por eso entiende que el PP debe renovarse, en tanto que los demás sí que dan muestras de renovación, y este que les escribe siente la pulsión de que algo va a cambiar, pero la dudas se acrecientan sobre mí, esos cambios serian para mejor, o se agravaría nuestras condiciones de vida, solo de la voluntad de los ciudadanos españoles de propiciar un gran cambio, y cuanto más profundo mejor, es lo que nos podría sacar del actual marasmo, por eso reclamo mi parte de pesimismo, no veo ahora nada que indique que se puede producir esas circunstancias que indiquen el cambio de rumbo.

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