Del mundo reloj al mundo ordenador (reflexiones de un trabajador)

Una vez finiquitado este verano caluroso, y donde este, que les escribe, se ve inmerso en un panorama político desalentador, y en lo laboral, la constatación evidente, de que todo ha saltado por los aires, así que andamos con las alegría justas, sabiendo que los próximos lustros, se debería abordar, al fin, que este mundo, partido en mil trozos, debe construirse algo nuevo, nuevas preguntas, nuevas respuestas, han de lanzarse, y esto lo digo, en unas condiciones, que me tiene destrozado, tanto en el plano anímico, como en el físico, pero nada parece que me aleje de mis premisas vitales.
En estos tiempos muertos, que son los viajes de ida y vuelta a m centro laboral, son tantas las preguntas que me asaltan, y pocas las respuestas que tengo, ya me he dado cuenta, que mis verdades no son sus verdades, pero estas verdades mías, junto a sus propias verdades, andan construyendo en mí, una mejor persona, y en ese camino, es donde se debe inscribir mi reflexión, unas verdades mías, buscando la compañía de otras verdades, para encontrar mejores bases, para que podamos un día tener algunas respuestas.
Y esta reflexión viene a cuenta, de algo que he podido percibir estos años últimos, como ha sido el cambio del mundo reloj al mundo ordenador en los centros de trabajo, en un mundo que se ha hecho infinitamente mas duro, donde no paramos de tener derrotas sin fin, y con mi escaso bagaje, y siguiendo siendo un comunista heterodoxo, parto de la evidencia, que el problema central de estas sociedades, fue, sigue y seguirá siendo el trabajo asalariado, el gran problema de estos tiempos, es que estos trabajadores se les ha arrinconado en un armario, un profundo velo anda oscureciendo sus problemas, y pareciera que hincar el diente es enfrentarse a una gran disyuntiva, y eso estas sociedades posmodernas, tan dados al postureo, a la imagen, mojarse hasta los huesos, es poco recomendable, para mi tengo que esta es nuestra principal derrota, y de ahí, que, vistas las cosas, ha traído de la mano la crisis de las democracias representativas, pareciera que se han dispuesto a caminar juntos, de ahí viene la necesidad de hacer la presente reflexión.
Todo te hace pensar, en estos tiempo, que toda lucha por mejora la condición humana, la condición del trabajo asalariado, anda feneciendo, tal es el magnitud de la profunda derrota, que andamos viviendo, pero este solitario ser humano, en sus diatribas solitarias, no se ha resignado a verse humillado, no he andado luchando como un quijote, contra los molinos de viento del capitalismo, como para dejar de lado, todos los sinsabores, todas las derrotas sufridas, siempre, dentro de mí, los ideales emancipatorios de la clase trabajadora, es la que me han hecho, caminar desde la socialdemocracia hacia el comunismo heterodoxo.
Tengo el profundo convencimiento, que cualquier resurgimiento contra el orden establecido, es decir, contra el capitalismo, solo provendrá de hacernos caer en la cuenta de una derrota, y sobre esa base, reconstruir toda la base social, que permita esa profunda transformación, que anida en muchos corazones, que el ser humano se vea liberado de cualquier tipo de opresión, diciendo de antemano, que los remedios paliativos han de ser enterrados para siempre, solo vale una profunda transformación, y donde todo hay que decirlo, tanto las organizaciones políticas, como las sindicales han quedado en fuera de juego, en tanto que muchos, bajo la egida de que las luchas del siglo XX, se centraron en que la democracia debía entrar en el mundo del trabajo, ahora, estos pensamientos míos quieren hacer el camino inverso, sin recuperar los derechos, sin recuperar la pocos valores democráticos, que se insertaron en los centros de trabajo, ni podemos resolver los problemas de la clase de trabajadora, como del futuro democrático, solo acabando con la opresión en el centro de trabajo, podemos poner mejores bases para la revitalización democrática.
Con el convencimiento, de que a cada suceso histórico, se le corresponde de manera inexorable, en que se van pergeñando determinados imaginarios, y donde las instituciones estatales se van transformando,  pensemos en nuestros imaginarios, en nuestros años juveniles a la cruel realidad de hoy en día, ni el estado es el mismo, ni las relaciones sociales son las mismas, tanto más, cuanto más individualizadas son, el ser social, que es un ser humano, ha  pasado a ser una prenda, que se ha guardado en un armario.
En estos momentos me acuerdo, de mis clases de física, en el instituto, donde se nos decía aquel principio de que  "La energía ni se crea ni se destruye solo se transforma", así viene siendo el capitalismo, que es lo magistralmente expuso Marx en su obra, el potencial transformador de las relaciones sociales, que llevaba consigo el capitalismo, de ahí, es obvio considerar, que el objetivo fundamental es levantar el velo de cada célula del capitalismo, para saber dar la respuesta adecuada en cada momento, de ahí viene una de las causas de mí desaliento, creo que tenemos una ignorancia supina, sobre los tiempos que vivimos, entre los cuales, me encuentro yo. 
En este breve escrito, solo se va a centrar el contenido de la relación laboral,  a la luz de mi experiencia personal;  para sociólogos, economistas y juristas más capaces, dejo todo lo que implica una relación laboral, yo solo asisto perplejo a como habiéndose transformado el mundo laboral, en estas últimas décadas, yo sobreviviente de las primeras mesnadas del trabajo temporal de los años ochenta, y donde, en este periodo de crisis, me he convertido en un trabajador precario, me ando cuenta que algo profundo cambio ha ocurrido, pero resulta que nadie nos habla del contenido mismo de nuestro trabajo, de cómo este cambio nos afecta a nuestra forma de realizar un trabajo, y creo que, desde mi ignorancia, es que el camino a recorrer es el inverso, irles a buscarle a ellos, en vez de que sea la clase trabajadora ha de acudir al templo de la verdad, que algunos reclaman, para sí.
Todos deberíamos saber ya, que aparte de todo el conglomerado de opresiones, que se  dan en la relación laboral, donde he decir, que yo viniendo de desempeños inicial en labores judiciales, hasta el día de hoy, en que desempeño labores de clasificación de envíos postales internacionales, conozco dos caras del trabajo, de los que gozan de mayor autonomía persona, como de aquellos que no poseen ninguna autonomía,  ha sido el tiempo suficiente,  para haberme dado cuanto, que hemos pasado del mundo reloj al mundo ordenador
Los dos son máquinas, y estas máquinas tiene como objetivo marcar el ritmo del trabajo, pero teniendo la misma finalidad, lo trascendente, es que se ha producido una sustancial transformación en el cómo, y todos los que vemos, que es un ordenador, el que nos controla nuestro proceso laboral, vemos como ha sido la intensidad en su desempeño, el que ha sometido a la gran transformación.
Tofo ello obedece a que el el ordenador toda actividad se puede controlar, medirlo, para luego programar la intensidad del ritmo de trabajo,  antes se nos catalogaba en función del rendimiento, en el transcurso de una horas determinadas, ahora nuestras jornadas laborales vienen determinadas por la consecución de unos objetivos medibles de producción, todo es medible, todo viene en función de conseguir determinados objetivos, previamente cuantificados, es decir que somos única y exclusivamente números, dedicados a conseguir unos números.
Y ello se ha traducido, que la intensidad actual sea más profunda ahora, que hace unos años, en tanto que construido un altar productivo y cuantificables, medible en números, más fácil es para los adoradores de los numero, apretarnos más las tuercas, donde todo nuestros esfuerzos son exprimidos cual zumos de naranja, en consecuencia, lo que ha proporcionado esta herramienta, es un instrumento más poderoso del control total del trabajador asalariado, somos cuantificables, somos mercancías perfectamente medibles.
Y, claro, nos encontramos, con que ante este profundo cambio social, que viene acaeciendo desde hace unas cuantas décadas, y que podemos datar  con la introducción de la contratación temporal causal en los años ochenta, hasta las más recientes reformas laborales, ha conducido una degradación de las condiciones de trabajo, para muchos los recuerdos nos remontan a las reconversiones industriales, para acabar desempeñando trabajos temporales, que te ayudan solamente a sobrevivir, y donde parece que al gran mayoría, es que debemos acabar con las contrarreformas laborales, cuando sería ya oportuno hablar de construir un nuevo derecho del trabajo, pero para eso, digo todos, y cuando digo todos, debemos recapitular sobre los contenidos de la relación laboral, que es la única manera de ir al encuentro de los problemas de la clase trabajadora, las respuestas que vengo escuchando son una melodía vieja, que para estos tiempos, no sirven para acercarnos a los graves problemas, que nos acaecen, de ahí me sonrojo personal, una de las razones de mi abatimiento, que no desesperanza, llevándome a pensar, que no es nada extraño, todo lo que nos anda pasando, andamos como pollos descabezados, pareciera que ser humano es difícil de desanclarle de los estereotipos, siendo yo el primero, por eso, esta innata curiosidad mía, de ir calmando mis preguntas, necesito conocer algo más, luego me pregunto, si encontré la respuesta, negándome esa condición, taxativamente, cada vez, pero sé que estas inquietudes mías, pueden llegar a otras personas, y es en base, a saber, que colectivamente emergen de las distintas sociedades, y que son las avanzadillas de cara el futuro, pensemos ahora detenidamente en la inmensa minoría que eran los ilustrados franceses.
Venimos de tiempos, en los que la ciencia lo era todo, ella nos permitiría resolver los misterios de la creación, venimos de unos tiempos, como herederos de la ilustración, se conciben las instituciones, en cierta manera, como una conquista científica, venimos en nuestra tradición, en las que se decía que era soberano, que son aquellos que tienen el poder de fijar reglas generales, lo cual es visto como  una gran conquista científica, y en ese contexto, nace la organización científica del trabajo, es decir, hablamos ya del taylorismo, que es observado por un gran sector de la izquierda, como una argumento científico contundente, no cabe la menor duda de ello, es un progreso con respecto a la servidumbre de la  gleba e la época feudal, no hace falta marranos muchos en nuestros adversarios, nosotros hemos asumido acríticamente esta “verdad científica”,  no niego la existencia del taylorismo, sino lo que quiero decir, es que, en  cuanto a formas de organización del trabajo, ha sido un mundo tan fragmentado, como segmentos de trabajadores ha existido en la historia del capitalismo, no obstante, tengo esa convicción, o ayúdenme a decir que ando muy equivocado, pero siento que el tiempo de reloj al tiempo ordenador, no es solo un cambio de maquina sin más, tengamos en cuenta que , a mi entender, en que el hombre ligado a una máquina de los comienzos del capitalismo, se va transformando a pasos agigantados, hacia una especia de “maquina inteligente”, en tanto que anda posibilitada para programa objetivos codificados, por ello ahora voy a hablarles de este gran cambio producido, pero antes que nada debemos de hacer una breve digresión histórica, para comprender el cambio sufrido.
A mi memoria, viene el recuerdo de las escenas de Tiempos Modernos de Chaplin, en la cual se reflejaba el taylorismo, donde el mensaje de la película es claro y contundentes, cual es la negación del pensamiento, el reducir el trabajo a obediencias mecánicas, “científicas”, en lengua llano, a obedecer órdenes, uno de los efectos mejor conocidos por mí, debido a escasos conocimientos jurídicos, es lo que hizo germinar el derecho laboral del siglo XX, la  subordinación de una persona a otra a sus órdenes, todo ello en una época, en el que el liberalismo económico situaba el cálculo económico bajo la egida de leyes generales y abstractas,  y desde ahí, los empresarios hacían sus cálculos, ahora la relación es inversa,
El nuevo pensamiento de vanguardia, los ultra liberales económicos o neoliberales, sitúan en primer lugar el cálculo económico, a ello debe estar condenadas las leyes,  dicho lenguaje  conocido por todos, el fantasma, uno de ellos, no todos, hay muchos más, pero nos interesa destacar, es que lo que se viene persiguiendo, es que todos los asuntos humanos han de ser puesto bajo dirección automática, y que trasladado al mundo laboral, se traduce es que es el trabajador se pone al servicio del modelo ordenador, en vez de que este sea un herramienta más, que puede permitir la dignificación de su condición humana, la maquina entonces se convierte en enemigo, en vez de ser herramienta que nos permita un mejor desempeño  de nuestra actividad, aparte de las muchas deshumanizaciones, que pesan en la relación laboral
Se trata de decir, que esta nueva deshumanización es producto de nuestros días, cual es la gobernanza de los números, y donde no solo queda esclavizado y oprimido el trabajador, en orden a conseguir unos indicadores numéricos del rendimiento, en mi centro de trabajo, todo se reduce a conseguir un determinado volumen de paquetería, dependiendo de la cantidad, dependiendo del material, con el que trabajas, si cumples este fin, todo son felicitaciones, pero nadie, en esta pirámide laboral, se pregunta el precio que ha de pagar por ello, en forma de esfuerzo físico y psíquicos, y repasando muchos informes médicos, comprobamos, con gran dolor, que vivimos en una época, en que muchos trabajadores padecen ciertos dolencias psicológicas, es uno de los signos distintivos, paseemos por algunos bolsos, y veremos que muchos de nosotros vamos surtidos de un pequeño elenco de pastillas
Y de aquí, me viene a surgir otra pieza, que esta sí que es motivo de mis preocupaciones,  como es que las actitudes ante el hecho de trabajar mismo, el cual es visto para muchos de una condena, y que en los jóvenes, se anda generando de no reconocer en el trabajo, uno de los factores esenciales de su vida, no se siente orgullosos de ello, y se le aparca en el armario, no se le ve como un factor, que puede engrandecer al ser humano, es decir, se le tiende a ver como un accidente rutinario de nuestras vidas, nosotros nos quedamos fuera de él, él no tiene nada que ver con nosotros
Por ello es que digo, que cuanto hablemos del contenido de la misma relación, sea posible encontrar la senda que haga surgir de nuevo, el respeto hacia su actividad, y de ahí hace uno de los ejes, que hagan dignificar a todos aquellos seres humanos,  y por eso me dirijo a muchos de ellos, haciéndoles esta necesaria pregunta: ¿si no te ves  digno en tu trabajo, como puedes aspirar a la dignidad en tu vida?; por ello otra vez, se nos aparece ante nosotros que la cuestión del trabajo, pasa de nuevo a ser una cuestión fundamental, en tanto, que para lo bueno y lo malo, el ser humano se inscribe, y lleva consigo sus imágenes, que le animan en el orden de las realidades del mundo y donde él se confronta con esas realidades, con lo cual cada vez más, me acerco a una tesitura, en que todos asumimos, en nuestros tiempos, en los que se decía que la democracia se detenía a las puertas de la fábrica, ahora yo me atrevo a decir, que, en estos tiempos desoladores, necesariamente la democracia deberá y tendrá que comenzar en cada centro de trabajo, en tanto que la onda expansiva, que el trabajo asalariado ha sufrido, andamos viendo, que su crisis, deviene en la crisis de los estados democráticos, se nos anda muriendo las democracias, pero seguimos contemplando que son los trabajadores, los que deben venir a nosotros, somos nosotros, los que debemos llegar a ellos.
Fíjense en la concomitancia del mundo laboral y político en estos momentos,  si levantamos algo la vista de circunstanciales elecciones, de las corruptelas, que pululan por doquier, fijémonos en una cosa, uno de los rasgos prominentes de nuestra época, es que nadie se hace responsable de sus actos, en tanto que todo es sacrificado a la “dictadura de los números”, ejemplo aleccionador de ello es el Tratado de la Unión monetaria europea, que prevé mecanismos “de activación automática” en caso de desviación en la realización de las trayectorias programadas;  traduciéndolo  a mi  ámbito laboral, todos sabemos, y pongo por ejemplo mi actividad laboral, que si hemos tenido un día  relativamente relajado, sabemos que la próxima jornada, la paquetería caerá, cual ejercito de hormigas despavoridas, todo ello para conseguir los objetivos estadísticos, y todo  en esta vida, sea cual sea, la  esfera pública, la privada, todo es susceptible de ser medido, y en consecuencia mercantilizado, pero si alguien osa levantar los ojos, y pregunta al encargado, y va subiendo la escala, todos van asumiendo, que no para nada responsable, todos ellos han decidido que la única verdad sacrosanta es que la cosificación del número es el nuevo dios de nuestros mundos, es por ello que las sensaciones de cortoplacismo es tan inherente a nuestros días, no hay pasado, no hay futuro, solo existe el presente, todo queda reducido a datos estadísticos,  previamente fijados, a los que todos se sacrifican, y cuando sucede algo imprevisto, todos miran a todos, en esas menudencias nadie piensa, y lo imprevisto se convierte en un cataclismo, sea en el orden laboral, político o social.
Pasmado entonces me quedo, con todas aquellas personas, como organizaciones políticas, se siguen decantando por los remedios paliativos, como los que se hicieron en los años de la edad de oro del capitalismo, ese estado de bienestar, que muchos conocieron, y que yo solo pude entrever, las recetas del pasado solo sirvieron en ese momento histórico, para el presente, para el futuro, necesitamos un nuevo derecho del trabajo, como la palanca necesaria, que permitan la dignificación del ser humano, y palanca necesaria  para tener una plena ciudadanía, pero hete aquí, que para lograr esas cosas, debemos hacer una cosa, que nadie se ha embarcado hasta ahora, sacar a la clase trabajadora del armario, conocerla, respetarla y animarla en una nueva senda, para que sientan orgullosos de ser trabajadores.
Así que ya acabando, esta somera y profunda reflexión, lo debo hacer con el recuerdo de Miguel Hernández, cuando dijo aquello que para la libertad sangro, lucho, pervivo”, con ello quiero decir que mi dignificación como ciudadano, solo puede venir de la mano de un trabajo digno, donde se respete los derechos básicos, es la única manera de afrontar la presente crisis, y espero que con ello se hayan dado cuenta de esta gran transformación, y que este escrito sea uno de esos escritos, que juntos a otros, vuelvan a posibilitar que de estas "menudencias", que he tratado de reflejar, vuelven a ser el centro del debate, ese día volverá a mí una sonrisa esperanzadora.

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