¿Soy un jacobino?

Hoy, en vez de un resumen de noticias,  en tanto que mañana lunes, tendremos tiempo de sobra , para escudriñar, tanto los periódicos de hoy, como los de mañana, tendrán su lugar correspondiente,  en tanto que tantos los de hoy, como los de mañana, se inscriben en los terrenos de la propaganda, hoy, por mis  inquietudes, necesito dar cuenta, de algunas cosas, sobre todo, centrarme en las cuestiones esencialistas, sobre los  nacionalismos  españolistas y periféricos,  donde un poder centralista ha sido capaza de ahogar las esperanzas “nacionales” de algunos pueblos oprimidos, en vez del feroz centralismo, y donde muchos, se nos suele adscribir al jacobinismo españolista,  ayer tuve, una vez más otra diatriba,  donde se sigue ligando, naciones oprimidas y clases  oprimidas,  todos ellos, los esencialistas, acusan a los heterodoxos,  de pertenecer al club de los centralistas, como de los separatistas, eso es su conclusión histórica, a la luz de sus conclusiones, de su forma de ver los pueblos,  de los hombres que habitan la península ibérica, por eso, este que les escribe,  necesita lanzar su voz,  ni con unos, ni con otros, tenemos nuestros males remediados.
Para eso, no hace más que remontarse, a la noche de los tiempos,  de esa Iberia, pobladas de muchas seres humanos, y que fueron  siendo pasto, tanto de fenicios, cartagineses, como romanos, estos fueron los que consiguieron, que esta península,  tuvieran un centros de poder unitarios, recuerden ustedes, lo de la Hispania  Citerior y Ulterior, o sea, la cuenca mediterránea, y el resto de la península, a tal punto, que unos de los héroes de la España Ibérica, fuera un lusitano, aquí empiezan ya las formas de ver España, ese tierra de conejos peninsulares, que las  épocas futuras, iban a confluir en reinos diferentes, pero no anticipemos hechos más cercanos a los nuestros.
A la Hispania romana , le sucedió la Hispana visigoda, en una seria de guerras, que hicieron que estos señores, provenientes de lejanas tierras, volvieron a unificar el territorio peninsular,  pero tales fueron sus querellas internas, que ellos fueron el preludio de Al-Ándalus,  unos musulmanes, heterodoxos ellos, que volvieron a traer, a nuestras tierras, de la herencia greco-latina, luego vinieron otras invasiones islámicas, todas ellas más ortodoxas, al tiempo  que su fueron consolidando otros reinos, o como ustedes prefieran nombrar,  les diremos reinos cristianos, cada uno hijos de su padre, y de su madre, con distintas instituciones, distintas tradiciones, distintas lenguas, todos ellos en guerra continua, contra sí mismos, como contra el enemigo musulmán,  esos años de la edad media, se formaron un conglomerado de reinos, pero el dato cierto, es que la Hispania romana, visigoda, andalusí, se fue rompiendo, de esos años, viene lo que llamo yo, la muerte de Hispania, la muerte de España, surgiendo reinos, todos en guerra contra todos, capaces de crear centros de poder, unos distintos  a los otros,  surgieron reinos por doquier, todos fueron confluyendo, en una especia de confederaciones de reinos, aglutinadores, de los restos de la Hispania citerior y ulterior, salvo ya, los que hoy conocemos como Portugal, que supone ni más ni menos, que un corazón partido, Galicia y ellos, tan parecidos, y tan distantes en sus circunstancias posteriores, se parecen como dos gotas de agua, pero siempre separados, de ese aquellos lejanos tiempos,  luego la época moderna, certificaría tal circunstancia.
Un buen día, los reinos cristianos acabaron con los “reinos” musulmanes, es cuando dicen, que empieza el reino de España, cuando lo que existe, en lo más profundo de sus reinos, lo que hoy denominaríamos una confederación de reinos, eso sería mucho decir, sería algo parecido a una unión temporal, pero como  los pobladores, de estas tierras, comprobamos, es que lo temporal se convierte en permanente, pero claro, cada uno por su cuenta,  digamos, por lo que tienen interés, es que tanto Aragón, como Castilla, es una cada por sí misma, una confederación de territorios, cada uno con sus parlamentos , cada uno con sus fiscos, cada uno con su organización judicial,  cada uno con sus leyes propias, tanto en el orden institucional, como el orden privado,  lo de los Reyes Católicos es la propia evidencia de ello, hubiera bastado un hijo de Fernando, para que la pretendida “unidad”, hubiera saltado por los aires, es lo que tiene que ver la historia con heterodoxia.
Pero la dura realidad, es que el imperio austriaco, se convirtió, por decirlo de alguna manera, en la vanguardia de una parte de Hispania, que e s la que recibió la suculenta herencia  del primerio imperio mundial de la historia, el fin del mundo, que era nuestros territorios, se convirtieron en el primera fase de la dominación del mundo, donde la parte militar y presupuestaria corrió a cargo de las instituciones castellanas, y de sus beneficios, corramos un estúpido velo, para sonroja  de muchos pretendidos historiadores, supone el nacimiento del imperialismo español, d resultas de cual, los hechos históricos, no tienen otra certificación, que la  muerte de la confederación de reinos castellanos, las hambrunas del siglo XVII, son la evidencia histórica de tal tragedia, que se remonta a las guerra de comunidades, en tanto que, por estos pagos,  pareció que lo de lo austrohúngaros  no debió caer muy bien, pero sigamos diciendo que los Austrias lo que le intereso era el vil metal, no introduciendo ninguna variedad, en el orden institucional, es decir, la confederación de reinos, por llamarlos  de alguna manera, capaz de hacer inteligible aquellas circunstancias.
En esta demoledora historia, llena de barbaries, se empezaron a pergeñar los preludios de las tensiones territoriales,  que en eso sí, debo decir, que es uno de nuestros rasgos distintivos, vinieron los Borbones, y  quisieron traer el  estado unitario francés, imposible por estos pagos, pero fueron mordiendo trozos a troche y moche, de ahí viene, des aquellos años,  en que terminaron los Austrias, y empezaron los Borbones, las tensiones territoriales,  de eso a deducir que esto se ha convertido en un estado centralista, capaza de oprimir las esencias de la confederaciones de reinos, media un abismo, convengamos en que, siquiera, el más centralista de nuestros regímenes,  se le pueda calificar así, si es que queremos compararlo con el francés, prototipo del jacobinismo, una sola patria, un solo ejército, un solo régimen fiscal,  ni de eso fue capaz el  franquismo.
Que quiero decir con ello, que pese al común, de lo que se afirma, jamás en la historia, ha sido un estado centralista, cierto es, que ese estado ha perpetrado daños en colectividades de muchos territorios, pero algún día, habrá que convenir, que jamás ha existido un régimen fiscal centralista, si es que queremos ser precisos, históricamente hablando, elemento indispensable para calificar que hay  centralismo y fuerza anti centralistas, decir esto, a las alturas del siglo XXI, y con los tiempos que corren,  es colocarse directamente dentro de la herejía, a partir de ahora, tengo que claro, que me repartirán los esencialistas, pero tal es el grado de mi heterodoxia, que el decir que la península ibérica, o sea Hispania, necesita de hablar, entre sí  misma, para propiciar un encuentro, del que  uno de los principales beneficiarios serian lo gallegos, y para que estos mesetarios, encuentren de nuevo, un huequecito en la historia, que tras su muerte, a manos de los austrohúngaros, vuelvan a encontrarse, y que todos nos encontremos de nuevo, sé que eso, ahora, es cantar a la pura utopía, mañana, nos rasgaremos las vestiduras, de nuevo por las banderas, por los pitos, y nos volveremos, de nuevo a liar la manta a la cabeza, incapaces de  ver donde venimos, decir que hoy somos un estado jacobino es un contrasentido histórico, a no ser que, que queramos,  hacer de la historia, un traje de conveniencia.



  

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