Elogio del Quijote
En este sábado recién despierto, con mis ojos con los resto de legañas, me presto a hablar del Quijote, de ese libro y
gordo, que algunos dicen que es un
tostón, supongo que la visión de dos tomos, donde ven dos tomos con un gran
volumen de páginas, en estas tierras donde el leer, prensar, reflexionar anda
de capa caída, aquí donde las vísceras han ganado a la racionalidad, atreverse
con este libro, es arriesgarse a un cambio profundo, a una nueva manera de ver
el mundo.
Y que supone la llegada
del Quijote a la literatura, se conviene que es un alegato contra los libros de caballería, que lo es, pero es
algo, es contra esos escritores “humanistas”, que hablaba de la la futilidad,
la irrealidad y la melindrería, andaban por ahí las novelas pastoriles, andaba
la poesía pastoril, derivada de la fascinación renacentista ante la tradición grecolatina,
pero tan insustancial esa fascinación,
que quedaron prendidos en la hojarasca, igual que ahora es el inglés el lenguaje de los poderosos del
mundo, el latín lo era en aquellos años, por eso cuando tenía que hacer escritura, en las lenguas de las pueblos, tuvieron
que afrontar la dura realidad de escribir en un idioma que no sentía, por eso
hicieron un ejercicio de banalidad supremo, no podía ser de otra manera.
Ese libro más apreciado y leído más allá de nuestras
fronteras, y donde muy pocos se atreven a navegar por la novela, donde toma
carta de la naturaleza moderna, y su modelo se expandió a toda Europa, y todos
los grandes novelistas de los siglos posteriores, se han rendido a sus
encantos, y que nos ha pasado por estos pagos, pues que los han regido nuestros
destinos, desde muchos siglos, pues como que eso de leer, de amar leer, no les
ha gustado especialmente mucho, no nos detengamos mucho en ese extremo, que se
trata de hacer un elogio; el Quijote es
ante todo y sobre todo la novela de una
amistad profunda entre el caballero de la triste figura y Sancho Panza,
hablando en plata, de un desclasado y un miembro de la plebe, un siervo de la
gleba, don Quijote es el símbolo de un
feudalismo que empieza a declinar,un libro donde no solo es el protagonista,
también lo es Sancho Panza, en consecuencia el libro, sus páginas nos
ilustraran la epopeya del camino que Alonso Quijano le lleva a Sancho, y
viceversa, es la epopeya del pueblo castellano de aquellos tiempos, con sus
usos, con sus costumbres, con su forma de hablar, es la entrada a la
literatura, de unos personajes, que jamás estuvieron en un libro, y contemplamos
sus miserias, su probreza, todo ello en unos tiempos, en que había un
imperio, al tiempo que había hambrunas
en las tierras castellanas, así eran los tiempos que le
toco vivir a Cervantes,y que salen a borbotones, en las páginas del ibro, pero cómo
reacciona los pueblos a su miseria, pues sobreviviendo a duras penas, que es
eso lo que hacen los dos grandes personajes, y tiene sueños, tienen sueños,
pero pisa, sobre todo Sancho, los duros caminos de la vida, llenos de piedras. Y
por sus paginas pasan campesinos, mesoneros, pastores, arrieros, ladores,
vagabundos, también pasa algún noble, lean esos momentos con detenimiento, se
darán cuenta que al reírse de Sancho, son ellos, los que quedan desnudos
ante nuestros ojos con su impostura, con
su hipocresía; en este libro verán cuales son la comidas, que tiene n olor ajo
y cebolla, hombres sudorosos que se prestan a comer una comida caliente, y
cuanto más caliente mejor; no es una novela, para estómagos agradecidos, es
como la vida, llena de sinsabores, de derrotas, construida a bases de sueños, y
con mucho humor.
Ojala algún día, muchos se atrevan a leer esta novela, sería
la evidencia que, al fin, los tiempos habrían cambiado.
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