¿Democracia plebiscitaria?: Consideraciones a vuela pluma

A la luz de los últimos acontecimientos, y sobre todo en relación con la propuesta del PP de elección directa de los alcaldes por parte del PP, que no ha hecho otra cosa que rescatar una antigua propuesta, que en su día hizo el PSOE.

En esta democracia prematuramente envejecida, nos encontramos con que el PP ha optado la solución en proporcionarnos otra taza de autoritarismo, y que para nosotros no nos debía extrañar, ya lo hemos visto lo que ha ocurrido con las sucesivas reformas laborales, la respuesta ante la crisis en el centro de trabajo, ante la disyuntivas planteadas, se ha optado por dar mayor grado de discrecionalidad a los altos ejecutivos que controlan el poder en el centro de trabajo, y esto que ya lo hemos visto en nuestras carnes como trabajadores, pues necesariamente lo vemos trasladado a la esfera pública de la actividad política-

Los partidos políticos necesitan un profundo repensarse, pero la solución de encumbrarse en un gran líder es la peor de las tentaciones, más bien las soluciones es insuflar algo de oxigeno mediante reformar estructurales para hacerles recobran el profundo sentido con el que deben incardinarse, es decir, un partido basado en la organización, que estaba mitad dentro y mitad fuera de las instituciones estatales, destinado a ser el garante de la democracia representativa, y que desplegaba una función social de primera magnitud, en tanto que estaba imbuido de auténticas limitaciones al poder del statu quo, como era el control y selección de los elegidos y elegibles, y habiendo caído en crisis esta concepción, es por lo que aquí si podemos hablar de la crisis del estado democrático.

Estamos en medio de una crisis de gran calados del estado democrático, nos vemos más que injerencias en la toma de decisiones, vemos que el Banco Central Europeo no tiene reparos en hacer propuestas, y son hechas sin rechistar, para que los ordenamientos constitucionales sean reformados, que Los esfuerzos de los lobbies y las franquicias del poder por limitar el pluralismo político y domesticar la prensa son dos ingredientes más de una cuestión que requiere para su superación del esfuerzo conjunto, no ya de las izquierdas, sino de todos los demócratas, como verán el panorama no es alentador.

Pero más que nada, y lejos de aquellos que vienen sosteniendo la muerte del partido político, nada más lejos de la realidad, lo que estamos asistiendo es la profunda mutación de los mismos, más que nada estamos viendo que se quiere transformar este sistema democrático representativo en plebiscitario, pero con un aditamento desesperanzador, debemos pensar que este sujeto colectivo aquí y ahora, es un conglomerado de individuos, que no es un actor colectivo de sus luchas, que vive sus problemas en el ámbito doméstico, en donde ha pasado de tener una consideración activa a un receptor pasivo, que es sondeado en momento puntuales a través de los medios de comunicación y que esos mensajes le llegan a través de estos nuevos intermediarios, en consecuencia la política ha pasado de ser una actividad pública a una actividad privadas; la personalización del poder y de la política es un síntoma y una señal tanto de la transformación de los partidos como de la formación de este remedo de democracia, es decir que debemos y tenemos que decir que los partidos, en general, no estoy hablando de muestra organización, por eso es tan cuerpo extraño en las circunstancias actuales, han sufrido un notable adelgazamiento democrático, donde se ha primado en estos tiempos los grandes valores que caen sobre los que ejecutan las ordenes, se ha perdido la condición deliberativa como paso previo necesario.

Estamos en un periodo en que se ha producido un gran incremento del partido electoralista (en España tenemos un vivo ejemplo de ello), son partidos líquidos, cuyo función es captar intereses y opiniones, en el que poco importan por ideas o relatos ideológicos, sino que su única función viene dada por los sondeos, son aquellos que actúan como esponjas n tanto que son capaces de captar el ambiente y conseguir así la captación del voto de más electores, y así poder conseguir el poder.

Estos partidos pasan a ser difícilmente controlabas por los afiliados y simpatizantes, no tiene para si una estructura para mantener su disenso y el control de la actividad interna de la organización, en donde viene a desparecer un dique de contención, pasa a ser un educador político a un instigador de los deseos de la población, en consecuencia debemos decir, a la luz de lo que vengo diciendo, que no hay muerte del partido político, sino que es un paso más a una concepción oligárquica del poder.

Esta nueva forma de entender la actividad política supone un paso definitivo más a la privatización total, a la mercantilización total de todas nuestras actividades, en donde pasamos a ser elementos meramente pasivos, si ante nuestros ojos esto tipos de partidos son bendecidos y apoyados desde las elites del poder, a nada que profundicemos, vemos que son partidos más jerarquizados que los que existen ahora, y se han convertido en máquinas para la construcción y el mantenimiento del poder del líder y de sus agentes, fuera de cualquier control por parte de los militantes y, cada más fácilmente y más frecuentemente, de la ley

Estos remedos de democracias tienen como función principal limitar las funciones de legislar y toma de decisiones, pero ellos tienen la coartada de que no existen limitaciones entre las relaciones entre los que ejercen el poder y los que los eligen, pero acudiendo a un ejemplo claro de este tipo de sistemas, y ya tenemos un ejemplo práctico de ellos, como ha sido la Italia de Berlusconi, en donde toda su exposición transparente de su vida privada, no ha hecho que el control sobre su actividad publica se haya hecho, más bien podemos decir que ha quedado notablemente impune

Y que nos ocurriría con dejar en manos del ojo privado que ve la televisión o internet en esta sociedad, pues bien nos encontramos con que la audiencia no contralo al líder, solo lo sugiere, por lo tanto un hombre de mercadotecnia algo lucido hará lo posible por ocultar algunos rasgos que a ese sugerente hombre, que se encuentra sentado en su sillón viendo la tele o navegando por internet, las cuestiones prioritarias en las conversaciones eran sugeridas por la lógica de la mercadotecnia o de la publicidad, ya que el objeto esencial de una televisión, es alimentar un tipo de información que este guiada por el objetivo de impresionar la mente de la audiencia con imágenes que provocaban compasión, rabia, simpatía, envidia, etc., esto es el objeto transmitir emociones.

Con esto queremos decir que el paso de partidos organización, con un fuerte componente ideológico, a otros partidos líquidos o a impulsos de sondeos, como ha demostrado el caso italiano, ha dejado al pueblo sin mecanismos de control reales, mientras que la actividad política se ha tornado más secreta, opaca y corrupta, en tanto que hace del intercambio privado y oculto su única razón de ser.

la transformación de la base de la política de partidos-organización y de programa a partidos líquidos y de sondeos ha dejado al pueblo no solo menos capaz de control sino incapaz a todos los efectos de controlar, mientras que ha dejado el dominio de la política más vulnerable al secretismo, a la opacidad y a la corrupción.

Este cruel paradoja del ojo que todo lo ve, y que nada ve, es el triste destino de estas épocas, en las que muchos van sintiéndose a gusto, en tanto que para este tipo de asuntos, el espectador solo le atraen una serie de contenidos, y ahí viene la razón de esta crítica que vengo haciendo, acomodarse a que la actividad política pase de la esfera pública a la privada tiene estas fatales consecuencias, y por eso das pánico pensar que este modelo sea encontrado gozoso por pretendidos emancipadores, rescatar el sentido público del quehacer político es nuestra salvaguardia de lucha contra el mismo capitalismo, si dejamos que se mercantilice, habremos tenido una derrota de incalculables consecuencias.

En este sentido quiero hacer recordatorio para evitar caer en los cantos de sirena del nuevo despotismo, que es lo que se encuentra detrás de este concepción oligárquica del instrumento de los partidos, y debemos acudir a los que fueron los que introdujeron todas las bases de la actual democracia representativa, es decir allá por el lejano Siglo de las Luces, en donde un enciclopedista como Diderot nos vino a decir que el despotismo es la tiranía ejercida sobre los pueblos antiguos por individuos caprichosos que al socaire de un presunto derecho divino o por conquista militar se habían alzado con el poder absoluto.

Este artículo fue respondido rápidamente por Condorcet (recomiendo que se le conozca), uno de esos demócratas convencidos, y hace esta sensata reflexión: “De forma parecida, en algunos países las gentes que habitan en la capital ejercen un despotismo indirecto sobre el resto del territorio; y en otros, los dirigentes de la nación han abdicado de su independencia ante las clases adineradas, de modo que la actividad del gobierno depende de los préstamos que puedan conseguir de éstas. El gobierno se ve entonces obligado a nombrar ministros que complazcan a sus acreedores, y la nación queda sometida al despotismo de los banqueros.”, por eso sostenía que el déspota tiene que tener un sustancioso apoyo social, para mantenerse en el poder, por eso nos encontramos con que se actúa no ya de forma directa, sino por medio de consejos, de influencia en la toma de decisiones, y ahí es donde quiero señalar yo el papel de los grandes medios de masas de comunicación, y de mayor calado cuando nos encontramos con actitudes pasivas por parte de la ciudadanía.

Por eso necesitamos de dos recursos potentes para acabar con este nuevo despotismo, de una parte la creación de una libertad de pensamiento fundamenta y robustecida con una liberta de prensa , no en la actual prensa, sino en una prensa en la que se dé cabida a todos los pensamientos, y todo claro está en una revitalización de la condición publica de la activad política, sin estos dos elementos esenciales nos encontraremos al amparo de e estos nuevos partidos oligárquicos.

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