Reflexión dominical: un emancipador atribulado

Al poco de alcanzar uso de razón, en mi casa se escuchaba Radio Francia Internacional, y me gustaban los lunes en que había una sección musical, donde el cantante más importante era Paco Ibáñez, Madrid me quedaba muy lejos y hora de ir a Segovia se hacía más cercano, ciudad que aparte de curas, monjas, militares y monumentos, coincidiendo con su etapa de moribundo y muerte, este que les escribe inicio su andadura política en el PSOE, y como era estudiante pues no comencé mi actividad sindical, la única cuestión que me altero fuera una temprana detención al poco de la muerte de Franco, y mi marcha del PSOE, años de tensión en que se libró la batalla entre Francisco Llorente y Felipe González, y viendo que esa deriva no me gusto, pues me salí del partido, creo que ha sido uno de esos instantes de lucidez de mi reflexión política, intuí a tiempo la fatal crisis de la socialdemocracia europea, ya fui miembro activo del desencanto político, fíjense de donde viene tal termino, por eso ahora cuando lo escucho, algo de risa me entra.

Segovia no me gustaba, Madrid me apasionaba, en esos años algo se movía en Madrid, años de luchas políticas, y ahí llegue yo dispuesto a aprender de la vida, allá inicie mi autoconciencia política, años sin militancia política, pero de intensos conocimientos, de muchas lecturas, años de encontrarme con la heterodoxia marxista, allí me encontré con el mejor filósofo español del siglo XX, Manuel Sacristán, algún día la historia le recompensará debidamente, en esta sociedad de la arcadia feliz y de no reflexionar mucho, pues sus enseñanzas son tremendamente peligrosas. Allí empecé a transitar a socialista muy de izquierdas, pero otras lecturas me embarcaron, mi adorada Simone Weill, mi fascinante Bertolt Brecht, mi Walter Benjamín, muerto tan cerca de España, y siempre tan lejos de los parámetros críticos que pueblan esta España dolorida, y como no hablar de ti Karl Korsch y Rosa Luxemburgo, auténticos padre políticos míos, donde encontré verdaderamente los fundamentos de mi actividad política, discípulo vuestro me considero, ejemplo sois de como todos os reivindicaron, pero ninguno os comprendió, y en estos momentos de tribulaciones emancipadoras, son vivo ejemplo de lo mucho que debemos aprender de vosotros, agradecido quedo, y es que sin vosotros una vela emancipadora atribulada, como soy yo, quizás se habría apagado para siempre, hace muchos años.

Quizás pocas personas intuyeron el profundo cambio que se iba a producir con Margaret Tatcher y Ronald Reagan, acá como siempre la izquierda estaba a otras cosas, imbuidos por aportar un cierto sentido de ciudadanía a aquella emergente sociedad democrática, estábamos acabando con años de dictadura, y éramos felices de contribuir al profundo cambio que España necesitaba, viendo al compás del tiempo no fueron malos para mi esos años, pero quizás en mí ya mis debates interiores se tornaron difíciles, intuyendo que aquello iba a ser flor de un día, gran lector de periódicos, comprendí acertadamente que estábamos en el emerger de una nueva derecha, que esos señores que nos parecían un remedo más de la derecha, era avanzadilla de los que nos estaban segando la hierba debajo de los pies, cierta soledad política me fue acompañando durante esos años ochenta.

Las urnas sucesivas fueron poniendo a muchos en su sitio, los primeros años ochenta fueron los años del despiece del PCE, y los años gloriosos del PSOE, fueron años que los cuadros del PCE se trasvasaron con todos su bagaje, en busca de una casa común de la izquierdas, casa común fue siempre, pero los ideales emancipadores quedaron ya en la cuneta del camino, fue en esos años la creación de la mejor maquinaria de ganar elecciones, trituraba todo su paso, y nada parecía que le iba a torcer de su camino, en esos años era como Jano, aceptación de los más sacrosantos valores capitalistas, y solo les reconozco el valor de haber hecho una buena sanidad pública, y una razonable sistema público de pensiones; se quedaron a mitad de camino de construir una enseñanza pública, que nunca fue financiada debidamente, que ampararon la enseñanza concertada privada con una financiación desorbitada, nunca realizaron una reforma de la administración pública acorde con las necesidades de aquellos años, y con ellos empezaron las primeras políticas de precarización del mercado laboral; algunos lo cifraron en torno a la OTAN, yo prefiero verlo en todo este haz de medidas, y no nos olvidemos de la reconversión industrial, a mejor honra de los nuevos poderosos, los chicos de Bruselas, toda esperanza de industrialización quedo enterrada en la historia

Solo desde mi observatorio individual, mis esperanzas emancipadoras tuvieron una alegría, nacía como proyecto político Izquierda Unida, un proyecto importante al pasar los años para mí, aun no podía ejercer actividad política, en esos tiempos, este que les escribe era un docto Juez Interino, en donde ya me fueron entrando en vena las condiciones de la precariedad, ese sentido de estar a disposición de un ente a tiempo completo, pero donde solo vas a ser retribuido durante un determinado periodo, es creo la mejor noción de la precariedad, te sabes perteneciente a un ente abstracto, que dominan tu ciclo laboral, es una cadena invisible, y que solo se hace visible en toda su extensión cuando estas en el centro de trabajo.

Esos finales ochenta, que podemos entrever su final en torno a las olimpiadas de Barcelona, pues fui viendo que las asambleas y cualquier medio de participación colectiva languidecieron porque no se acomodaban (salvo en situaciones críticas) al buen gusto de la recién estrenada clase media trabajadora, los sindicalistas se fueron acomodando a la nueva realidad, pero todavía conservaban el ejemplo integro de sus dirigentes, Nicolás Redondo y Marcelino Camacho, y que tuvo su máximo exponente en la huelga del año 88, en el que se podemos vislumbrar los primeros síntomas del malestar social imperante en España, algo que se va a hacer constatable a lo largo de los siguientes años.

El PP de Fraga se debatía en una crisis permanente, no era capaz de presentarse como una alternativa de poder, mientras que Izquierda Unida se iba consolidando, al tiempo que se nos hundía el muro de Berlín, el optimismo a raudales en el emergente neoliberalismo se apodero, mientras Aznar hacia acopio ideológico para ser el gran presidente de la derecha, apoyado en esa gran masa de economistas, amparados en los departamentos de estudios de los grandes bancos, en las Escuelas de Negocias, en todo tipo de Fundaciones, dispuestas a dar la gran batalla.

Esta década gloriosa de Felipe González, y rompiendo un poco con el mantra de cuan esplendidos fueron estos años, en que parece que tuvimos un estado del bienestar de tipo europeo, constatar que fue pequeño y débil es contradecir el pensamiento dominante de la sociedad española, a veces los mitos es lo que tienen, pero por aquellos ya empezamos a conocer las subcontraciones, la dualidad del mercado laboral, que las finanzas empezaran a estar por encima de la producción,, reducciones de plantilla, primeras reducciones salariales, y tras los fastos del 92, una reforma de gran calado de la legislación laboral, que no hace otra cosa que dar carta de naturaleza a los primeros grandes vaciamientos de la legislación laboral, primer toque serio a la negociación colectiva, es decir la constatación de que la socialdemocracia daba carta naturaleza a la dualización del mercado laboral; y que si a esto añadimos el Tratado de Maastricht pues comprendimos ya que el viento de la historia había cambiado, que ya las preguntas no las habían cambiado y Aznar se le veía imparable para ser presidente, comenzamos a ver las orejas al lobo; era el momento indicado para que yo entrara en la actividad política e implicarme socialmente, de trabajar conjuntamente con otras personas, provenientes de los diversos mundos de la izquierda emancipadora.

Las palabras empezaron a mudar, cuando nosotros hablamos de reformar estructuras, se nos impusieron las reformas estructurales a impulsos de Bruselas, la redistribución de la riqueza se nos fue vaciando de contenido, para pasar a ser un sistema impositivo claramente reaccionario, que desindustrializar es lo moderno, que todo sea rápido, breve y muy liquido es lo bueno, en todos los aspectos de la vida; y que era mejor un filete sin grasa para no tener colesterol, y los libros muy finos, no sea que el pensamiento se hiciera fuerte, y que mejor que partidos que solo sean máquinas para ganar votos, para esta sociedad lo solido se ha convertido en pesado; y que mejor que todo eso que leer muchos libros de autoayuda a fin como tenemos que buscar lo positivo, para los antiguos (así nos dicen), eso de ver que paso en el pasado, que el presente no es la arcadia feliz que nos dicen, y que el futuro es la pesadilla de un túnel sin luces, es propio de gente que son unos perdedores.

Esta alteración del entorno, que ya empezamos a padecer con Aznar, ya se encargaron los acólitos del poder, sobre la necesidad de acomodarse a los nuevos tiempos, y empezaron a tomar ideas de los neoliberales, y con mucho entusiasmo, y como lo económico tiene su corolario en lo cultural lo rojo empezaba a estar mal visto, salvo para ocasiones muy especiales, como si fuera cuestión de exhibirnos una pasarela, en algo hay que diferenciarse de esos carcamales de la derecha, es lo que te vienen diciendo los nuevos gurús de la socialdemocracia, que para eso invento la tercera vía, esa magna obra de ese gran adalid de los valores democráticos que es Tony Blair, y en en que consiste esta tercera vía, pues la mejor manera de definirlo es de esta manera, cuando usted va al médico le dice que hay un colesterol bueno y un colesterol malo, entonces si usted tiene un colesterol malo necesitara unos reajustes, pues bien traslade esto al capitalismo, y ahí tendrán que es la tercera vía, que hay leche en abundancia, pues una parte pequeña será destinado a los desfavorecidos, y si vienen mal dadas, pues todos a ajustarlos cinturones, para evitar que el colesterol bueno se vea perjudicado, por eso reivindicar que hay clases, marcar las líneas de demonización de la clase trabajadora, negar el conflicto social, negar la dominación de uno hombre sobre otro en un centro de trabajo se debe hacer invisible, y sus defensores son la escoria de la humanidad, en este lio tremendo es en el que nos encontramos

Para las clases altas las cosas no han cambiado mucho, eso ha sido la gran baza del neoliberalismo, a ellos no lo hacía falta cambiar sus costumbres, sus pensamientos, sus tradiciones, ellos no tienen necesidad ni de cambiar las preguntas ni las repuestas, para ellos solo somos importantes en tanto sigamos comprando casas, en el supermercado, todo tipo de artilugios, a ellos apenas les importa que nuestros trabajos sean precarios, que nuestros derechos laborales se vean limitados, y es que somos unos desagradecidos, de tener algo con lo que podamos comer, así que agradecidos, y unos basteza a hablar de proletarios, obreros, trabajadores se ha pasado de moda, es mejor hablar de esa gran clase media, que son esfuerzo han conseguido tener una buena vida, y los demás somos unos perdedores, ya que no tenemos méritos para ser tenidos en cuenta, eso nada de reclamarles que haya impuestos para remediar situaciones graves, eso si nuestros dineros, lo que estos miserables pagamos cuando impuestos ( sobre nosotros recaen los impuestos indirectos cuando compramos un producto) será bien recibido para que ellos sigan en su ciclo vital de grandes beneficios,

Ahora lo maravilloso es ser rico, eres un triunfador, no importa ya que sean los mismo apellidos que aprendiste en la transición, de los que eran ricos, y que eran grandes baluartes del orden existente, y que son los salvaguardas del actual, por eso clase trabajadora ha devenido inútil para ellos, por eso su demonización, somos unos pordioseros, unos pobres perdedores, siendo una cuestión de cada uno, en la tranquilidad de una casa viendo un partido de futbol y tomando una cerveza, no necesitas preocuparte por que un semejante tuyo lo ande pasando mal, eres tu el culpable de ser un desgraciado.

Para muchos solo es cuestión de amoldarse a los gustos, no es necesario transformar la sociedad, lo sindicatos pasaron a ser vistos con sospecho, ahora ya directamente son unos seres abyectos, lejos los tiempos del año 88, donde eran más respetados, siendo esencia casi lo mismo, entonces que es lo que ha pasado, pues en parte una gran culpa, por nuestra parte, se ha perdido el horizonte ideológico, se abandonó el espíritu militante, se han abandonado muchas cosas, y una nuevo paradigma se adueñó de la sociedad, para ejercer la política hay que valer para eso, no todos están preparado para ellos, eso queda para la gente que tiene preparación, y esto es una batalla que también no has ganado por goleada.

Y para toda esta gente tan inteligente se ha creado ya dos mitos, uno que la transición fue una especie de arcadia feliz, donde unos cuantos personajes, hicieron que la democracia fuera posible, y claro entre ellos el Rey y Suarez, ya hemos visto estos días que son dos mitos, y para mucha izquierda la transición fuera una clamorosa traición, un abandono de todo proyecto de izquierdas, no fue la arcadia feliz, pero para esos nuevos historiadores de la ciencia ficción, recordarles una vez más algo que debería ser obvio, la relación de fuerzas es la relación de fuerzas, y lo digo a propósito de ensoñaciones pasadas, presentes y futuras, uno de los grandes males que pueblan en muchas mentes, que progresistas dicen ser.

Y baste recordar esos años gloriosos de nuestro hábitat democrático, en los años gloriosos también han sido los años en que la costas se convirtieron un arrecife de casas, donde se han hecho aeropuertos para dar paseos peatonales, donde en Madrid se hicieron autovías por donde no circulaban coches, donde tenemos superficie de AVE que ningún país europeo, y todavía se andas reclamando que parte alícuota, se han hecho esplendidos puentes a mayor gloria de un arquitecto, gigantescos edificios públicos vacíos, donde atábamos a los perros con longanizas vamos, y todos andábamos tan contentos, no todos yo andaba viendo la gran mamporro que nos íbamos a dar, que semejante locura se vendría abajo cual castillo de naipes, y precisamente mi travesía de un parte del rio al otro, se ha producido al albor de la crisis, he pasado de ser un precario, que gozaba de una posición social, a otra condición más precaria, pero con el tiempo se ha convertido en mi factor de supervivencia, eso sí militancia política, mi afianzamiento ideológico ha corrido en sentido inverso, ahora tengo claro que mi sentido democrático es más profundo, que la propia supervivencia de la democracia vendrá dada por encontrar el camino de la emancipación, resolver el conflicto del trabajo asalariado es la única garantía que la democracia no fenezca.

Muchos hablan de la casta política, pero donde anda la casta financiera, la de los grandes grupos industriales, donde anda la casta laboral, lo digo a propósito del tan manido conceptos, para mí siempre son los que han hecho uso del poder, los que hacen que otros seamos oprimidos, o es que también el uso de dichos términos quiere ocultar también esa realidad, lo que está pasando no es el fruto de una casta política, es el fruto de que el neoliberalismo ha mostrado la cara de su fracaso, de que todo en ellos es una burda máquina de mentiras y falsos mitos, que está mostrando su cara de amargura, por eso necesita la represión, la demonización de todo aquellos que le deja al aire sus vergüenzas de arcadia feliz, mal hacen los que reducen esto a verdades de salón de peluquería, en el que ahora se convertido los debates televisivos, donde una secuencia de medias verdades pueden encubrir nuevos profetas, este que les escribe jamás ha tenido esas vocación de mesías, lejos de mí el Dios que me salva, yo estoy con el Dios que me escucha que siento que me consuela en mis tribulaciones.

Una parte buena tiene crisis es que ha puesto sobre la mesa la auténtica decrepitud de todas sus estructuras, como sus mentiras se han hecho visibles, sé que ellos han concretado unos cambios profundos, algunos creen irreversibles, yo como emancipador no creo que haya nadas irreversible, todo es objeto de cambio, algunos que aún se dicen de izquierdas así lo estimen, yo no, mis ansias de emancipación continúan intactas, voy a seguir luchando hasta los fines de mi vida; sé que ese camino va a ser difícil, largo, de muchas luchas perdidas, de batallas pro ganar, voy con ese ánimo, no me valen los anunciadores del próximo cataclismo, la vida depara muchas sorpresas, y veremos muchos que nos hablan de la inminencia de la caída de este sistema, que harán en las próximas décadas, seguro que nos llevábamos alguna sorpresa.

Lo que prueba la absoluta inmoralidad en las que nos encontramos es que nuestro gobernantes no necesitan un mundo mejor, nos dicen que todo sacrificio del presente es la garantía de la que no iremos a peor, que este margen increíble de beneficios que tienes bancos y grandes corporaciones industriales son la garantía futura de que habrá trabajo, y que eso solo vendrá con salarios bajos y precarios, es una mi convicción de que vivimos en una arcadia feliz sin muchos miramientos a la condición humana, y solo somos unos resentidos sociales aquellos que reclamamos un trabajo digno, que haya una legislación laboral que siente las bases de una ciudadanía laboral, es mejor según ellos dominados a la voluntad del empresario, que ser sujetos de derechos y obligaciones, eso es una desconsideración a nuestros nobles poderosos.

Viene siendo evidente que la derecha posee un proyecto político consistente, y que aplica con gran eficacia, pero al tiempo muchos están sintiendo su cara malvada, hay que recordar a mucha gente que eso del colesterol bueno y malo es una filfa, un mito, que esto también es el capitalismo, y la izquierda que hace, y más bien que no hace, o más bien que quiere hacer, algunos emancipadores si sabemos dónde tiene que el lugar del conflicto (el centro del trabajo), unos vienen diciendo que las primarias son nuestro gran aportación a la salida de la crisis, y ser preferible ser joven, y si sale en la televisión mejor que mejor, y además cierto garbo será mejor, pero mejor no hablar de opresores y oprimidos, de que de los males del centro del trabajo se derivan los demás problemas del sistema democrático, este es un lenguaje que no sirve para penetrar en la sociedad, parece que no sirve de nada nuestra naufragio social, parece que a nadie le importa las ideas con las que cambiar esta sociedad, eso sería cuestión de pensar, en esta época del pensamiento débil está muy visto parece, es un contrasentido que mas necesitamos un proyecto político que acabe con este fatalismo, es por eso que estoy en Izquierda Unida, aunque tenga evidentes fallos, errores, aún posee en su seno un edificio que haga frente al neoliberalismo, me encuentro a gusto, aunque no comparta muchas cosas de las que pasan, pero presenta una solidez que no tienen otros organizaciones surgidas, ya veremos su trayecto, es que tengo que advertir que soy persona que presta mucha atención al trayecto.

Sé que esto es una visión subjetiva mía, exclusivamente mía, de un emancipador algo atribulado, ante la sensación de escaqueo general, ya son muchos los que han puesto pies en polvorosa de esta atribulado suelo patrio, hemos perdido habitantes como en los mejores años del desarrollismo de los sesenta, y que hace la gente, la gente se ha metido en sus casas, a gemir sus dolores, no ven ni encuentran nadie, ellos y nosotros debemos ya, es ineludible, hacer algo que nos lleve al encuentro, nosotros sin ellos no somos nada, ellos en nosotros pueden encontrar la voz que escuche y lance su grito de dolor, los necesitamos, nos necesitamos, emprendamos de nuevo ese camino difícil, llenos de sinsabores, pero debemos y tenemos que luchar, amargos años tocan vivir aun a ese emancipador atribulado.

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