Reflexiones dominicales

Si hay alguien peor que uno de derechas, son nuestros sesudos teóricos de la izquierda, que desde sus pulpitos incólumes, nos van diciendo lo malo que hacen las organizaciones de izquierda, y lo bueno que son los pueblos, y lo bueno que son ellos haciendo sus análisis teóricos, y que mala esa es izquierda, ustedes amables lectores son ejemplo viviente de todas esas contradicciones, de todas esas podredumbres de la izquierda emancipadora, tanto en España, como en Europa, como en los países latinos de América, son muchos los fallos cometidos, pero también muchos de estos análisis olvidan una condición elemental de esta fase que andamos viviendo, sindicatos y organizaciones políticas deben hacer una profunda reflexión, pero a partir de las evidencias , vayamos por partes….
Siendo evidente que estamos en presencia de una crisis sin igual en el mundo capitalista, sin que ello se haya percibido por la izquierda, es una de las razones que se esgrimen, quizás para cierta izquierda que anda debatiendo al sexo de los ángeles si, pero en el mundo existen organizaciones que si existen que la vertiente política de estos efectos si la anda poniendo de relevancia, y se anda diciendo que esta crisis, que en nada es parecida a las crisis habidas en el siglo XX, y que este corolarios de crisis habidas en los finales del siglo XX y esta de comienzos del XXI, va suponiendo sin duda alguna la concepción democrática, dimanante de la revolución francesa, es la que esta asolando nuestras sociedades, y que lejos de pensar en nuestros males, no hemos sabido dar las respuestas adecuadas, vamos yo estoy en la convicción personal de que estamos asistiendo al emerger de un nuevo sistema político, que ya no es heredero de la revolución francesa, es otra cosa, y el neoliberalismo es su soporte ideológico, por eso invocar los principios revolucionarios franceses, se ha convertido en anatema, y como para el neoliberalismo todo actividad publica y privadas es objeto de mercancía, todo es mesurable, es por eso que estamos asistiendo al nacimiento de ejércitos privados y policías privadas, si el orden burgués nació con el paradigma del monopolio del poder en manos del Estado, ahora reivindicar un Estado es un acto revolucionario en si mismo y de ahí viene una perplejidades que muchos pensadores, y entiendo que lo hace con la buena voluntad de provocar en una reacción, pero no dar esa respuesta evidente, nos viene a decir que la cosas para los emancipadores son muy duros, así que estas consideraciones habrá que hacerlas algún día, vamos digo yo, si queremos ser una gran alternativa, poner el acento mas que nunca ahora, que construir un estado democrático es la presupuesta democrática al capitalismo, allá donde seamos capaces de construir Estados democráticos habremos frenado el neoliberalismo, el capitalismo, y habremos puesto al fin los primeros railes de la construcción de otra nueva organización social.
Estamos en un tiempos en que muchas izquierdas mira al pasado de las crisis del siglo XX, encontrando algunas referencias, nada que ver, con aquellos tiempos, hasta el ultimo tercio de este siglo, el capitalismo era muy diferente, tiene enfrente organizaciones poderosas, sindicatos y partidos políticos, unos meramente reformistas, otros claramente emancipadores, que habían puesto negro sobre blanco, la gran cuestión de dar visibilidad al conflicto en el seno del centro del trabajo, y ahí se hizo una gran labor en todo el siglo XX, de esa perspectiva es como se pudo dar un paso a la revolución de la mujer en el siglo XX, en tanto que estas entraron a formar parte de la gran rueda del capitalismo, ya nada ha podido ser igual para la mujer en la historia, y que con ser importante reclamar un salario justo no lo es todo en el centro de trabajo, y que reclamar condiciones de vida digna en el centro de trabajo, es ir más allá del salario, es reivindicar sin más la dignidad del ser humano, y que pese a nuestros profundas diferencias, de nuestras continuas crisis, si que supimos dar respuestas a este mundo del centro del trabajo, lo lacerante de la situación actual, es encima de la derrota sufrida, seamos incapaces de hacer visible a la clase obrera, en la época en que andamos asistiendo al demonización más abominable, el absurdo no es solo negar la esencia del conflicto del capitalismo
Esta es una de las crisis de la socialdemocracia, y de los sindicatos reformista,, y que se quedaron esos sindicatos sin referente político,  y claro nosotros, la izquierda emancipadora,  mas centrados en la crisis política, no hayamos dado el paso al frente de reivindicar la visibilidad de la clase obrera, los neoliberales se muestran ufanos su victoria, se consideran vencedores de esta guerra que anda aconteciendo, nosotros estamos refugiados en nuestros dolores, de una resistencia activa hemos pasado a una resistencia pasiva, cuantos años estaremos así, cuando pasaremos a una activa, el tiempo lo dirá, mi lucha va en ese camino, la crisis actual, es una crisis integral que explota por lo financiero pero que se combina con una crisis del modelo energético, con la crisis climática, con una crisis del agua, con una crisis institucional, lo que hace de esta crisis algo nuevo, una nueva oportunidad para los ideales emancipadores.
Tenemos además una situación muy crítica en el sistema internacional, que se había constituido a partir de la Segunda Guerra Mundial y la postguerra como un esquema bipolar. Este se derrumba con la implosión de la Unión Soviética, pero esto apenas ha durado diez años,y siendo obvio que esas condiciones geopolíticas hacen que las circunstancias  sean bien difíciles, y llevan razón los que ponen en evidencia que las condiciones objetivas son propicias, incidiendo en que las condiciones subjetivas es la que se hayan en crisis, y ahí es donde quiero incidir, no nos dicen nunca cuales son las condiciones subjetivas, me gustaría contrastarlas, para ver si su voluntad emancipadora es la apropiada, a basar de dar por echo el conflicto del trabajo, hemos perdido su referencia, y la batalla por la dignidad en esta sociedad se desarrollarla solo a partir de hacer visible el conflicto de trabajo, ponerle sobre el centro del tapete, hacerla de nuevo visible, demasiados centrados en las estrategias políticas, nos olvidamos todos, los intelectuales también, que la madre de  todas las bátalas se genero en los finales de los setenta y principio de los ochenta, y aquejados de una profunda debilidad ideológica,no supimos ver  que los ataques a los sindicatos reformistas fue el primer misil contra nuestra línea de flotación, y de ahí han ido surgido todas la demás derrotas, una tras otra.
Es hora de no quejarse tanto, de implicarse a tener sangre en las manos, todos somos necesarios, en esta dura lucha, pero partiendo de que el conflicto político es consecuencia del conflicto en el centro de trabajo, luego vendrán  las discusiones sobre como poner remedio, basta ya de discursos desde pulpitos, es la hora fundamental del compromiso, el siglo XX lo podemos definir como el siglo de la esperanza, éramos conscientes que el capitalismo  habría que transformarlo, el siglo XXI se caracterizará por la necesidad de transformar, por eso los grados de compromiso son ahora mas importantes, pasar a la resistencia activa es una obligación, las circunstancias actuales de resistencia pasiva consumen muchas energías, que hay que hacer, los remedios paliativos son ineludibles, pero también son necesarios los trayectos de la emancipación.

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