Poema triste: recordando un amigo
Fin de semana largo: la muerte acechó
1
Esa noche la luz desparecida ando,
una espesa niebla se apodero de la ciudad,
tú llegaste a casa,
sin saber quién eras,
tan tenue era tu voz,
viniste todo vestido de blanco,
como hacías en la universidad,
aquí en vez de libros,
grandes maletas traes,
ojos enrojecidos expresión
del profundo miedo.
Maldiciendo el día vienes,
las cadenas de tu sangre
acompañando vienen,
fuerzas careces todavía,
para decirnos tu agonía súbita,
mañana será otro día
te decimos los dos,
túmbate en el sofá cama,
intuyo su tiste final,
charla infinita nos espera.
2
En aquella noche larga,
recuerdos de viajes llegaron,
oleajes profundos me llegaron,
primeros conciertos vividos,
canciones y ritmos martillean,
una muchacha ciega guía tuya es,
cual serpiente tu cuerpo estremece,
el mono te hace sudar,
jeringuilla en mano,
la muchacha triste
apoderándose va
de tu cuerpo desvalido,
ropa nueva te doy,
tuya húmeda quedó,
nadie de ti recuerda ya
tú ufana sonrisa,
camino de perdición
hace cinco años dijiste,
“que tu dueño de la vida serías”,
ahora tu final parece ya cerca,
la triste muchacha dueña de ti es,
profundo mareo sacude tu cuerpo,
extraño en tu cuerpo eres ya.
3
Mañana de sábado es,
hablando estas
de tus viajes sin destino,
caminos recorridos
hacia una blancura de vida,
que jamás tuviste,
postrado estas,
zaherido en tus heridas,
cuerpo maltrecho tienes,
tu indiferente mirada es testigo
de ese viaje A ninguna parte,
amargas risas
Tu relato acompañan,
ninguno de los tuyos,
ni padre ni madre,
ni compañera de viaje,
tu presencia desean,
me explicas tu loco desvarío,
mirando estás loco tatuaje,
testigo fui yo
de esos primeros momentos,
de esa vida que los dos
queríamos vivir,
mas la muchacha triste,
vestida de blanco,,
avanzando va,
Y tú con tu corazón
abriste el camino,
braceando vas
a los umbrales de la muerte.
recuerdo en este momento,
cuando en aquel concierto,
son sonrisa ufana,
“mi cuerpo enfermo
no tiene puerto ya,
volcán soy a punto de rugir”,
ojos se empañan de lágrimas,
marcha atrás ya no puedes dar,
suplicas con ardor,
ve en busca de la muchacha triste,
Dolorido voy camino de Chueca,
Musitando esa melodía del dolor,
Pensar no quiero ya en tu triste destino.
4
Mañana de domingo,
mareos tuyos ya cesaron
dejaste de arañar tu piel maltrecha,
muchacha triste navegar hace
a los puertos mas lejanos,
sonrisa tenue dibujada esta,
imaginando te creo
paraíso no encontrado
De Bora Bora, eterno sueño era.
Tu propio yo alzado anda,
de la terrible noche,
armada tu mano temblorosa
se acerca a mí,
no seas más tu juez despiadado,
me dices tembloroso,
yo soy el que decidí caminar vestido de blanco
Hacia la muchacha triste,
no quiero ser sepultado dice,
esparce mis cenizas
en plaza dos de mayo,
al son de la canción
de la muerte dulce,
que es lo que hubiera deseado.
Muerte triste es la que estoy teniendo,
No quiero funerales,
Pisado quiero ser,
maltrate mi vida.
Ya el fogonero enciende
fuego eterno,
barco ha llegado,
Tu puerto final deja de herirte,
Querido amigo viniste a verme,
Ahogado ando entre muchos sollozos,
Al fin los mareos
Desaparecerán de ti,
Es mi consuelo.
Desapareces pues
en este triste crepúsculo,
una alfombra roja vas caminando,
Contando iré otra vez
farolas de Malasaña,
Triste camino entre el jaleo de la gente,
atrás no quiero mirar,
no quiero recordar otra vez
la frase que te dije
“que locura de juventud, que
comer la vida queremos,
ella nos comerá
cual serpiente hambrienta.”
Tu vestido de blanco caminas ya,
Yo vestir de blanco no quise,
muchacha triste no se apoderó de mí,
¡Ay! cuanto dolor.
una parte de mi vida contigo se va,
largo, eterno fin de semana,
la muerte me acechó
primera vez en mi vida,
tus maletas, tus discos
legado postrero es.
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