Carta a Federico García Lorca

Hola Federico,mi padre así te llamaba, como si fueras de la familia, granadino como tú era, y que ya me conto mucho de ti, siendo yo aún un tierno infante, por eso te considero uno mas de mi familia.

No sé ni por dónde empezar, y si alguna vez te llegara noticia de esta carta, pero al menos creo que mucha gente me leerá.

Lo primero que te puedo decir que te considero parte de familia, te fuiste colando e mi casa, libros y cintas de casete mi hermano me traía, canciones tuyas escuchaba en Radio Francia Internacional, algunos me quedan aún, la gran mayoría de mi biblioteca vendida ha sido, ya sabes tú que primero es la comida, después viene lo demás, pero sepas que hay nuevas formas de leerte, los libros han dejado el único universo donde encontrarte, y tus palabras siguen siendo el consuelo de un corazón dolorido.

Un día, siendo bien joven, mi padre me dijo, al terminar de escuchar cantando a Paco de Ibáñez, lo recuerdo bien, era la Canción del Jinete, y mi padre, muy callado el, todavía no había muerto Franco, me dijo esta frase “mataron a Lorca, también me mataron a mi”, demasiado joven para comprender el inmenso dolor que tenías, ahora comprendo con el paso del tiempo, tu inmenso dolor, a ti te asesinaron por ser como eras, a mi padre le mataron una parte de su vida, por eso te digo que aunque nunca te conocí, y que mi padre fallecido esté, algo me falta en el corazón de mi vida.

Yo Federico, creo que no te extrañarías del país en que vives, igual que mi padre, las cosas por aquí no es que ande mal, es que los sinvergüenzas se apoderaron de nuestra tierra, tu que hiciste de la Barraca, una de las banderas más hermosas de la II República, llevando el teatro y la poesía a cada rincón de aquella España tan dolorida como la que tenemos hoy, hoy seguimos siendo los españoles “un pueblo lleno de fe, pero falto de luz”, y que era eso uno de los motivos de haberla montado, pues en esto si que te sorprenderías, siendo lo buenazo que eras, que ahora nos dicen que no hay dinero para tener abierta una biblioteca, y es que ahora el nuevo emblema de los poderosos, es que solo puede existir lo que es rentable, poco importa ya que la gente tenga conocimiento, que disfrute, que hagan viajes imaginarios, que vayan adquiriendo conciencia, de que el destino está en nuestras manos; no te sorprenderías de los apellidos de algunos poderosos, igual que le pasaría a mi padre, siguen siendo esos apellidos de los eternos poderosos, que vienen copando el poder, desde la noche de los tiempos.

Y seguro estoy, como lo estoy de mi padre, que en este país sigue habiendo oprimidos, y gente que mucho dolor, y de mucha gente que escondidos andan, vergüenza les da decir que han perdido la esperanza, y que ya solo se conforman con sobrevivir, y también clamarías al cielo, poca gente seguiría sin conocerte, oír si que oyen, pero conocerte, leerte, odiarte, amarte no lo harán, jamás te leyeron, culpar no los puedo culpar de ser como son, pero inmenso dolor me causa que la esperanza hayan perdido, les necesitamos a ellos también.

Sabes Lorca una cosa, siendo bien joven leí una biografía tuya, y grabada a fuego quedo unas palabras tuyas, que dijiste en un periódico en el año 36, y desde esta habitación solitaria, en la que ando te lo escribiendo esta humilde carta, “el día que el hambre desaparezca, va a producirse en el mundo la explosión más grande que conoció la humanidad”, cuando hacías el contraste ente el hombre que ve la belleza en las cosas que ve, mientras que el pobre que tiene hambre no puede ver nada, y por eso decías que habías echo una proclama de socialista puro; pues sepas Federico que seguimos igual, que en el mundo sigue muriéndose de hambre, y encima nadie quiere solucionar, eso si grandes escandaleras arman, con muchos actos de caridad, llenan horas, que se ven un aparato donde salen imágenes, y donde se pasa la gente las horas maldiciendo sus miserias.

Sabes afectuoso amigo, que el hambre ha vuelto a esta España dolorida, ahora en muchos colegios comidas andan dando para calmar a niños hambrientos, yo creo que fui de la primera generación que no tuvo cartilla de racionamiento, mi padre me contaba cómo la gente de la ciudad, después de la guerra civil, aparte de tener hambre, muchos de ellos a la cuneta fueron echados, y pese a que te extrañe, jamás justicia encontraron, y algunos ufanos andan negando o palabras humillantes nos dirigen. También te encontrarías desolado, como igual o estaría mi padre, si vieras la que se ha liado en Cataluña, pero solo te puedo decir que yo encuentro el debate arcaico, putrefacto, y con tal grado de envilecimiento, que acabarías tan desolado como yo.

Sepas también que estos años no todo han sido penalidades, en tu Fuentevaqueros del alma, tu casa ha sido hecha museo, y que en Granada, pero que sepas que todavía en Granada, en tu Granada, inaugurado no anda todavía el Centro que tu nombre lleva tu nombre; asimismo te digo que varias veces he recorrido la carretera de Alfacar a Viznar, imaginándote te asesinaron, pero solo eso, imaginándolo, y por eso recuerdo esas estrofas tremendas de Poeta en Nueva York cuando escribiste:

Recorrieron los cafés y los cementerios y las iglesias.

Abrieron los toneles y los armarios.

Destrozaron tres esqueletos para arrancar sus dientes de oro.

Ya no me encontraron.

¿No me encontraron?

No. No me encontraron

Tu encontraste la muerte, pero sepas que tus amigos Machado, Alberti, Cernuda, Neruda jamás te olvidaron, como jamás tampoco te olvido mi padre, amado por muchos granadinos, odiado también fuiste, tu bien lo sabias el odio que se te profesaba, las primeras veces que fui al teatro, fueron para ver obras tuyas, aun retengo en mi memoria, y siempre recodare las lágrimas de mi padre, entonces comprendí que llorar de emoción es necesario, bello y hermoso, ver Mariana Pineda, Yerma y la Casa de Bernarda Alba, convirtiéndose con el paso del tiempo en algo grabado en el corazón, de las cosas hermosas que han valido la pena en esta vida.

Has cautivado a mucha gente, en esta dolorida tierra, mas allá de los confines de este pequeño trozo de este mundo convulso, tus poemas han sido cantados por otro granadino como Morente, también te canto tu Leyenda El Camarón, a los que te hubiera gustado oír el flamenco, el arte en que tú y Falla habéis tenido mucha culpa en su florecimiento, ahora ya es memoria viva de la humanidad, y no te extrañara si te digo que se le respeta más allende nuestras fronteras; y crónicas me llegan que cada año, en tu Granada, en tu Alhambra, en tu Generalife, espectáculos dan alrededor de tu obras, donde se recoge ese misterio insondable de sentir al tiempo la alegría y la más profunda de las penas, en eso nos parecemos los dos un poco, y al amparo tuyo, desde hace poco caminando ando por estos caminos de la poesía, y me pasa igual que a ti, alegría y dolor me inundan mi corazón. También de ti han hecho documentales, películas, espectáculos hermosos de ese teatro total que tu un día bordaste, nombres no quiero dar, la lista es larga y extensa, pero lo mejor que te puedo decir que tu andas en muchos corazones, y que mucho corazón dolorido en ti encontró consuelo, y aunque silenciado fuiste la locuras de tus risas y alegría caminaron sin bridas por todos los lugares del mundo.

Las crónicas contaron, que en el año 2012, montaron un espectáculo en torno a tu famoso poema por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías, recrearon tu muerte, y un enorme grito dolor, de algún corazón salió, y nadie respondió a ese grito, e imagino que tu también gritarías de dolor en esos momentos tan terribles, pero tu grito nadie lo escucho, y aun nadie lo quiere escuchar.

Contigo aprendí, con mi padre también, que el lugar en el mundo, siempre estará con los marginados, los perseguidos, los oprimidos, que aunque no nacido en Andalucía, me siento orgulloso de ser andaluz, tú y mi padre me habéis hecho andaluz, y siento que una parte de mi vida también reposa allí, y que mi por mi sangre circulan muchas sangres, y no veas como me ofende que humillen a la gente de mi tierra, y es que amigo Federico, querido padre los tópicos sobre los andaluces siguen estando ahí, en eso tampoco España ha cambiado mucho, un día soñé que habíamos acabado, pero ahí sigue tan latente el peso del pasado, por eso aun siendo castellano, sigo haciendo bandera de ser andaluz, y es que contigo y con mi padre, comprendí que no existen razas superiores, que somos hijos de muchas sangres, que lo mejor de la vida está en marcarte un camino donde una mirada lo diga todo, que una charla tranquila al calor de una café, y cigarrillo en mano, en una noche estrellada, es la mejor manera de conocer al otro, que para superar las peores crisis de tu vida, se superan a base de tener buenos amigos, de tener la conciencia que la esperanza es tu gran motor en la vida.

También el recuerdo de mi padre, y tus estrofas, que deslavazadas he leído, que me han servido los momentos en que nadie creí, en que sentías que las columnas del templo que habías construido, a tus pies caían destrozados, como huía despavorido, al menor golpe de mi vida, ahora a golpe de poemas, relatos y cartas, mis miedos van desapareciendo, sigue angustiado, sigo dolorido, pero por primera vez en mi vida, me siente fuerte.

¿Y sabes la razón? Que la alegría y la esperanza también es un deber, se calmar el dolor, sabiendo que el dolor no puede desaparecer, que me rompo y recompongo continuamente, ya sin alas de repuesto voy, dispuesto a seguirme golpes contra el suelo de las calles doloridas de Madrid, pero os digo una cosa, Federico García Lorca, y Antonio Ruiz Martínez, que aunque vuestros recuerdos algunos los quieran enterrar, aquí está mi carta para dar cuenta de ello, que aunque algunos prefieran ignorar vuestras vidas, ahí estará mi grito, para que oigan el dolor, que viene de la noche de los tiempos, recordare vuestros nombres siempre a cada instante, solo andamos pidiendo justicia, que no venganza, por ti, por todos aquellos murieron, por todos aquellos que sufrieron el horror de la muerte y los campos de concentración en aquellos duros años.

Ya esta carta va tomando su fin, y no veo más que recordar el día que de Atocha partiste, camino de tu casa, celebrar tu cumpleaños en compañía de tu familia, también mi padre partió para estar con su familia, tu caminaste hacia tu muerte, hacia asesinato, mi padre camino al fin de esos, los dos a morir a Granada fuisteis , tu a ser recordado por la humanidad, mi padre a ser recordado por la familia, pero no quiero terminar sin daros una pequeña alegría, sé que eso agradaría a mi padre, me agrada a mí.

En esta España, sumida en el dolor, muchas cosas andan pasando, resulta que el Rey que teníamos ha abdicado, y que un nuevo Rey vamos a tener, fijaros como sigue siendo esta tierra, un rey que abdico y un rey que no es rey, y esto los poderosos lo llaman normalidad, pero al calor de ello miles de banderas republicanas volvieron a las calles de nuestras exhaustas tierras, somos pocos todavía, debemos y tenemos que ser más, nos hacen falta gente como tú Federico, y como padre, dispuestos a labrar de nuevo los surcos, que hagan posible la llegada de una III Republica, tu Federico llenarías de magia las plazas llevando la poesías, tus obras de teatro, y hagas que mas personas abracen los vientos de unos tiempos nuevos, que necesitamos que vengan, y mi padre, silencioso y emotivo el, se pondría a contar el profundo dolor de una juventud que no tuvo juventud, de cómo los silencios jamás pueden ser eternos, y yo les pienso acompañar en el fragor de este nuevo combate, sumando gentes.

Hace años ni luz en mi vida veía, ahora una tímida luz se asoma en el final de este túnel, hagamos entre muchos que las piedras que tapan el túnel, las arranquemos entre todos, esa luz se haría más visible, y posibilitaría todos los que caminamos juntos, pasemos este túnel, y yo marchare un día, camino de Granada, compare u ramo de rosas rojas, amarillas y moradas, hare un ramo, depositando ese ramo en la carretera de Alfacar a Viznar; sé que es un hermoso sueño, sueño imposible pensé un día, sueño posible por el que quiero luchar, y como dije en la estrofa de un poema:

Me de unas clases de piano

Federico García Lorca,

y así me broten

mis luceros.

Y ahora te digo que tocaría torpemente algunas teclas, y rompería a llorar de alegría, silbando la melodía de nuestro himno, y algunos les diría lo que tu dijiste un día lloro “porque me da la gana, como lloran los niños del último banco”.

Tengo que hirme ya, mi compromiso social me llama, sepáis los dos que os tengo en los recuerdos, que habéis conseguido algo conmigo que merece la pena, vuestro recuerdos hace que esta vida valga la pena, y como necesito presumir de andaluz, deciros que sois unos primores, aunque los dos andéis cubiertos con la tierra, os tengo que decir que lo que hicisteis mereció la pena, igual que sé que mi lucha merece la pena, pediremos justicia, pediremos Republica, pediremos un mundo más justo, y memoria, y seguiremos en el trayecto vital hago hermoso y digno de vuestra memoria.

Atentamente se despide de ti Federico, diciéndote que te echo de menos, como de menos hecho los silencios de mi padre.

Suyo afectuoso Antonio Ruiz de Pablo

Postdata: Acabo este texto en la solitaria habitación de una humilde casa madrileña, dolorido, con una profunda angustia, donde no me paran de sonar la canción del jinete, y sobre todo esta estrofa

En la luna negra,
¡un grito! y el cuerno
largo de la hoguera.
Caballito negro.
¿Dónde llevas tu jinete muerto?

Ahora volverá el silencio, pero una paloma se posa en mi ventana, supongo que serias alguno de los dos, me mira y sonríe, quien de los dos será, la digo os echo de menos, y que el sábado próximo marchare por las calles de Madrid, lanzando mi grito por la llegada de la III República, y pienso que en sueños mi padre y yo celebraremos nuestro santo, el próximo día 13 de junio, y le comentare detalladamente los desvaríos de esta España, tendré que hacer un cuadernillo con todo lo que llevo escrito en estos tiempo de mi vida.

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