La leyenda del avestruz

Una de las leyendas mas aclamadas de la humanidad se le atribuye al avestruz,  que en cuanto intuye un peligro,  mete la cabeza bajo tierra, y espera que el tiempo escampe, con la vana esperanza que el riesgo pase y que no le afecte de alguna manera, y aunque las vicisitudes de esta rutilante crisis, era la opción por la que opto nuestro Gobierno, ahora ha acudido rápido como una liebre en pos del nuevo paradigma de nuestras elites dirigentes europeas; no es que sean avestruces, es que a estas aves rapaces, en cualesquiera forma que a ustedes le gusten ( y que más detesten), les honramos con honores de próceres de la humanidad.
Aunque el propósito de los avestruces pudiera ser capear el temporal, en espera que estos depredadores ignoren nuestras “pequeñas miserias”, y les den un cierto  manejo  del tiempo, pero esta muestra de debilidad es el mejor síntoma  de que sucesivos ataques, y con mas entusiasmo que nunca, nos pedirán nuevos  sacrificios.
Donde debería haber luz, claridad, para que cada uno optara por salir de la crisis como quiera hacerlo, y así estamos asistiendo a ese juego de trileros, donde se mueve una ficha de bote en bote, hasta desorientar al espectador, pero el que maneja los botes siempre sabe donde esta.
Esas políticas de reducción de impuestos, de limitaciones de los gastos públicos,  de recortes de servicios públicos, de  sucesivos recortes de derechos laborales, que se han producido en las ultimas décadas  en esta pequeña isla de riqueza de la humanidad, la eterna promesa de que ajustándonos siempre los mismos el cinturón, siempre esa rutilante utopía que los sacrificios de hoy serán el beneficio del futuro.
Y aqui nos encontramos ofreciendo inmensos sacrificios a ese nuevo Dios que  son los mercados financieros, a los que un día ofrecemos una reforma laboral, otro  día le dedicamos el recorte de nuestras pensiones, otro día le ofreceremos que unos cuantos funcionarios, esos seres tan nefastos, que son unos holgazanes, que no hacen mas que vivir  a costa de nosotros, y que otro día nos exigirá que la tarta fiscal sea “reequilibrada”.
Eso sí estas inmundas rapaces levantara la voz al gobierno de turno,  ya que no han ganado dinero en funciones de sus previsiones, este sinsentido de que si solo he ganado cincuenta euros, pero es que tenía previsto ganar cien euros, así que todos a rascarnos el bolsillo, ya ellos en un futuro muy próximo, siempre es futuro muy próximo, nos llenaran los bolsillos de euros nuevamente.
Pero lo que mas nauseas, vómitos, o cualquiera otra circunstancia que pudiera imaginarse, es que la soledad de nuestras casas es el testigo mudo de nuestra impotencia, de nuestras angustias, están derribando el muro de la esperanza, cada vez les falta menos ladrillos por derribar, tanto los sociales como los individuales, siempre son los otros los responsables, siempre hay alguien a quien echar la culpa, siempre estarán  ahí el gobierno, los sindicatos, los partidos políticos, los emigrantes, el presidente de nuestra comunidad de vecinos, el vecino que  nos cae mal, en fin que tenemos cantidad de dianas a las que apuntar, pero somos incapaces de asumir que el futuro esta en manos de nosotros mismos, pero a lo que parece nosotros los madrileños, españoles, europeos hemos decidido ser avestruces, y seguiremos ofreciendo sacrificios por un mañana, que todos sabemos, aquí y ahora, que no va a existir nunca.
Pero tengo una intuición, es solo una intuición, he llegado a pensar en estos días del comienzo de año, en que algún  prócer de la humanidad, que alardea de sus conocimientos, esos nuevos profetas de la humanidad que son los tertulianos radiofónicos y televisivos,  algún día nos comentarán, pero si ser avestruz no es tan malo, pero habrán conseguido un mito en la historia de la  humanidad, haber convertido a los avestruces en caracoles: estaremos a rastras, con la casa a cuestas y babeando, mascullando nuestras desgracias.
Y, en breve, hare alguna reflexión sobre mis experiencias como cartero urbano…..

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