Apareciste en mi vida

Apareciste de alturas profundas, o surgiste de un despeñadero,
Oh, amor, tu atisbo mezcla de infierno y divinidad
Se vuelca turbiamente entre la merced y la trasgresión,
y lograste, por eso, ser el mejor de los vinos.
Tu tienes en tu mirada la noche y el día,
la postrimería y la mañana,
emanas perfumes en una tarde tempestuosa,
tus tactos son destilador, tu boca una vasija,
que tornan al titán inerte, y al joven valiente.
¿De dónde surgiste amor?
de lo abismos o bajaste de un astro,
yo encantado de seguir tus faldas como un perro,
sembrabas cada día con alegría y con desastre,
registe mi corazón, y ayudaste a ser hombre
¿Surges tú del abismo negro o desciendes de los astros?
Ahora ya estas sobre los cadáveres Amor,
de los cuales te chanzas.
de la Muerte encantada
sobre tu vientre danza sin parar afectuosamente
Este efímero hombre,
deslumbrado hacia ti,
cruje, enciende, y digo:
¡Bienvenida al firmamento de la vida!
Ahora jadeo inclinado sobre tu bello cuerpo,
El efímero deslumbrado marcha hacia ti, candela,
Crepita, arde y dice: ¡Bendigamos esta antorcha!
El enamorado, jadeante, inclinado sobre su bella
teniendo el aspecto de un moribundo acariciando su tumba.
No importa que vengas del cielo o del infierno,
Oh Amor enorme, grandioso, ingenuo
ay!, si tú me has abierto tu puerta
con tus miradas, con tur risas,
me abriste el corazón hacia el infinito
¡Dios!, que infinitos fueron esos momentos
y que jamás he vuelto a conocer
Fuiste mi sirena de terciopelo.
Cadencia, aroma, resplandor
Reina de u tiempo de mi corazón
Hiciste mi cosmos menos espantoso y los instantes más leves.

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